Política complica a la Policía

Por los hechos recientes y algunos que se arrastran de tiempo atrás y que han obligado propiamente a policías institucionalistas salir en defensa de la dignidad del organismo y la de una mayoría de sus miembros, deja al otro lado el reconocimiento tácito de que "la injerencia política ha socavado los pilares fundamentales que sostienen a la principal entidad nacional encargada de la seguridad ciudadana".

En una declaración conjunta algunos policías en servicio pasivo, expresaron que "hay un hartazgo de los policías institucionalistas que ven con preocupación, cómo sus méritos son sobrepasados por sus camaradas que tienen contactos políticos", añaden que los casos de narcotráfico y corrupción que implica a ciertos policías es un asunto estrictamente personal y no de la institución, defendiendo de ese modo la imagen del principal organismo de orden y seguridad.

Un ex alto jefe policial señaló que "actualmente pocos policías buscan méritos institucionales cumpliendo con sus deberes en servicio activo, hay varios que ahora buscan favores políticos, que generalmente no son gratis para ocupar ciertos cargos, alterando el orden, los méritos, grados y antigüedad", ésta revelación desenmascara algunas designaciones que llamaron la atención, sobre todo de los policías en ejercicio y con expectativas de un fiel cumplimiento de normas para futuros ascensos y desempeño de funciones superiores.

El problema de la corrupción en la policía ha llegado a niveles no imaginables, especialmente al tratarse de responsabilidades de orden interno, como el caso de los "destinos" y en otra instancia la obtención de grados, circunstancias en las cuales se habría puesto en práctica un sistema de extorsión a policías de diverso nivel, si aspiraban a mejorar su situación en la institución o permanecer en algunos cargos y ciudades, funcionaba un sistema recaudador de dinero, cuyo destino no era explicado.

Pero las cosas han pasado de las "travesuras internas", a una flagrante contaminación de varios jefes policiales con las ilegales actividades del narcotráfico, mostrando una serie de hechos en que aparecieron comprometidos varios jefes policiales que son investigados, particularmente por sus relaciones con narcotraficantes, también por el gasto inmoderado de dinero, por denuncias de sus propios camaradas y personas ajenas a la institución, pero ligadas de algún modo a los policías. La situación se ha complicado de tal modo que ha nublado la transparencia de la Policía Boliviana.

Esta situación que por sus connotaciones rebota en ciertos niveles de la estructura gubernamental ha colocado a un ministro en difícil situación de la que busca salir indemne, aunque por ser cabeza de sector, lo que ocurre en la Policía es de su incumbencia, por lo mismo que complica su desempeño laboral, pero en los niveles políticos se espera eliminar la contaminación.

Realmente preocupa saber el grado de injerencia de varios jefes policiales en actividades del narcotráfico, aprovechando además las circunstancias de cierto desempeño en cargos relevantes de la organización policial bajo cierta situación de "mirar sin ver" socapando tareas irregulares en la cúpula policial.

Por los hechos ya conocidos y otros que van apareciendo, para la opinión pública corresponde la aplicación de una investigación profunda en la institución, borrando todo vestigio de contaminación política para recomponer los cuadros de mando, rescatando a lo más granado del personal superior, para recuperar la imagen de seguridad que debe tener la entidad verde olivo ante la sociedad civil. Contra el mal por el bien de todos.

Fuente: LA PATRIA