Costo de la canasta familiar

En nuestra economía y como suceden las cosas, se trata de un tema indefinido, pues pese a las posiciones expuestas por muchos protagonistas de la actividad económica nacional, no hay una clara posición oficial que establezca el valor mensual de la canasta familiar. En algunos círculos de opinión se menciona que ese monto está aparejado al que rige para el salario mínimo vital y en realidad, resulta una pigricia si todos saben que con lo que se gana hoy por hoy, es imposible cubrir el costo real de la canasta familiar.

Tan lejos de la realidad están ciertas autoridades que "aseguran" bienestar de las familias con lo que ganan y lo que gastan, en este caso expresamente en el sostenimiento de la denominada "mesa familiar", hay un desconocimiento de la realidad, especialmente de lo que ocurre en el movimiento de precios de todo tipo de productos, desde los de primera necesidad hasta los complementarios, pero ineludibles para completar una dieta alimentaria mínimamente nutritiva.

Desconocen las autoridades que al primer anuncio de pago de un doble aguinaldo, por ejemplo o cuando se negocia el aumento salarial de cada gestión, el sector gremial y todos los comerciantes hacen los ajustes que consideran justos para elevar los precios de sus productos en una actitud inequívoca de "compensación salarial" y respaldo de su capital de operaciones. Se trata de un juego pernicioso que persiste por efecto de la vigencia del 21060, el famoso decreto que no ha modificado la implícita regulación de la libre oferta y demanda.

Para los analistas ahí está el problema porque no hay autoridad que ponga freno a la especulación y por lo mismo resulta difícil, sino imposible regular el verdadero costo de la canasta familiar que, según las amas de casa es una simple referencia que está muy lejos de la realidad económica que corresponde a familias y hogares cuyos ingresos son tan variables como la dependencia del empleado, si trabaja en la administración pública o lo hace en una factoría privada. Los primeros tienen asegurado aumento y beneficios colaterales, pues es el Estado que les paga, en tanto en el otro frente las limitaciones son claramente percibidas por familias con severas restricciones presupuestarias. Total que la canasta familiar puede o llenarse para satisfacer las condiciones socio laborales que rigen en el país.

La versión más grotesca del último tiempo en materia de presupuesto familiar fue la expuesta por el ministro de área, cuando mencionó el uso de 100 bolivianos para cubrir el gasto familiar, sin explicar detalles del uso concreto de ese billete cuyo valor seguramente podía servir para el gasto diario de una familia reducida. Si así fuera, la operación es sencilla, significan 700 bolivianos por semana y 2.800 al mes, posiblemente para parte de la canasta familiar, sin considerar que además la familia paga alquiler, servicios de agua, luz, posiblemente teléfono y tiene gastos en ropa de la familia, educación y salud que en la suma general, duplican el cálculo de aprovechamiento de 100 bolivianos, una versión que el ministro negó haberla expresado y culpó a las redes sociales de tergiversación de su opinión.

Lo evidente sin embargo, es que se necesita una definición oficial en torno al costo de la canasta familiar, es decir un valor de referencia para la población y que responda a las verdaderas condiciones económicas de los hogares, pero tomando en cuenta las referencias del sector laboral, el empresarial y del Gobierno, para lograr consenso en el verdadero costo de la canasta familiar y no improvisar argumentos políticos fuera de la realidad que vivimos.

Fuente: LA PATRIA