Las diferencias entre el Derecho natural y el positivo

El origen del ser humano moderno estuvo impregnado desde siempre del enfrentamiento bárbaro, pero simple en el sentido del instinto como animal primario. Sus acciones respondían a nociones primarias y no razonadas. Primaba la violencia brutal, pero primitiva, la del animal que defiende su espacio y su supervivencia. Poco a poco, en una evolución constante, y a veces terrible, la especie empezó a razonar, se recrearon espacios de orden y poder. Y ¿por qué? Por la necesidad de privilegiar apropiaciones de tierras y productos. No fue un proceso fácil, sino terrible, pero, al final, necesario aunque cruel. La historia mucho nos habla de situaciones donde se mató sin orden ni clemencia en diversos sistemas: el esclavista, el feudal y el capitalista, todos extremadamente injustos.

Los animales irracionales, hasta cierto punto, mataban y matan por instinto, por supervivencia, siempre lo hicieron y así viven, aunque en armonía con el medio natural sin afectar al equilibrio ecológico. Simplemente deben alimentarse y sobrevivir en un medio muchas veces difícil. El "homos sapiens" lo empezó a hacer por placer. Y en esto radica la indignidad de su conducta arbitraria la que continúa hoy y seguirá durante mucho tiempo en el avance inexorable de una Humanidad perversa y complaciente con sus tremendas deficiencias, las que superan el campo económico de la ambición, más bien tienen que ver con su arbitrariedades y pretensiones económicas y políticas de poder.

El ser humano no es bueno por naturaleza como lo indicó ingenuamente Rousseau, uno de los Padres de la Revolución Francesa, más bien se caracteriza por su egoísmo y angurria. Ahora, pensar que por simple conciencia estos seres tan malvados vayan a responder a consignas revolucionarias, es falso teórica y políticamente. Que hay gente buena y sensata la hay, pero no siempre. En realidad, la perfidia pervive en sus variantes más oscuras, las que tienen que ver con la traición abyecta y absolutamente aborrecible solamente en términos humanos.

Pero, hay que hablar del tema principal, sin perderse en escenarios de reflexión teórica e histórica, aunque es necesario mencionarlos. El Derecho natural surgió en la defensa de comida y ropa, el que es indudablemente más legítimo, indica que toda persona tiene derechos fundados en la naturaleza humana, siendo anterior a las normas dictadas por un Estado. Por esto, y por aquello, se puede decir que sus postulados son anteriores, superiores e independientes al ordenamiento jurídico positivo y al Derecho fundado en la costumbre. No los otorga, ni los puede negar el Estado, por ello podemos decir que son superiores e independientes a los mismos en un sentido muy diferente.

En cambio, el Derecho positivo es un conjunto de normas fundamentales dictadas por un Estado para el cumplimiento de sus fines, pero éstas, para su validez, no pueden estar desprovistas de los principios y valores fundamentales de carácter universal e inmutable que provienen del Derecho Natural. Está constituido por la Constitución, las leyes, decretos, resoluciones de funcionarios y organismos públicos con normas supuestamente incorruptibles, pero prostitutas en su concepción y desarrollo, manipuladoras desde el inicio y hasta el final. Ambos derechos no pueden ni deben complementarse entre sí, no es necesario, simplemente cumplir un rol histórico. El Derecho Natural implica valores o principios que se encuentran en la conciencia de los hombres y en la naturaleza. Son universales y eternos.

Por otra parte, el Derecho positivo tiene que ver con normas dictadas por el Estado para regular la relación de los hombres en sociedad. Son temporales y rigen para una comunidad determinada en un cierto contexto histórico y político con profundas injusticias basadas en el poder de decidir y mandar. Solamente un Derecho superior como el comunista, es el que está destinado a desaparecer para dar lugar al libre albedrío porque puede y está obligado a lograr la igualdad de oportunidades que libere al ser humano de sus egoísmos corrientes y de sus ambiciones bárbaras.