Alarmante frecuencia de accidentes

Para el común de personas que siguen las informaciones diarias a través de los medios de comunicación, impresos, radiales o televisivos, es realmente alarmante el hecho de conocer "casi diariamente" el reporte de accidentes de tránsito, los más graves en las carreteras con saldo de víctimas fatales y elevado número de heridos, pero también en las calles con el resultado de muchos daños materiales y sumando ciudadanos muertos y heridos.

¿Qué es lo que está pasando? Es la interrogante generalizada de la comunidad, que no deja de sorprenderse por la frecuencia con que se producen los accidentes y que como siempre sucede pasan al registro policial para su investigación y de cuyos resultados finales ya muy poca gente se entera. Se toman como causales de esos lamentables hechos, a la irresponsabilidad de conductores, especialmente los de servicio público, el traslado de pasajeros, si se trata de buses, cerca a 50 en cada vehículo y viaje. En las calles, los accidentes son parte de dramas familiares por las consecuencias de choques y atropellos y el destrozo de unidades motorizadas.

Cuando se hacen las investigaciones "preliminares" la motivación responde mayormente a fallas humanas, irresponsabilidad de conductores, exceso de velocidad, invasión de carril, falta de precaución o cansancio de conductores, se añade en varios casos el ingrediente del consumo de bebidas alcohólicas, la conducción en estado de ebriedad mayormente se registra en las ciudades, aunque algunos hechos en carretera son causa de accidentes. Hay que añadir otra causal, como el mal estado de carreteras o las fallas de orden técnico, en todo caso estas últimas alternativas son las de menor frecuencia.

En las dos instancias, calles o carreteras, se supone que debería estar vigente un estricto y permanente control por parte de las autoridades de Tránsito y de la Policía Caminera, para ejercer control en el trabajo de los transportistas, especialmente en aquellos que conducen medio centenar de pasajeros en cada viaje y que debieran ser objeto de un "chequeo físico" antes de su salida en las terminales de viaje. Otra revisión obligada tendría que ser la de orden técnico antes de que los motorizados ocupen las carreteras. La Policía Caminera tiene la obligación de regular el cumplimiento de normas, como la velocidad máxima que se autoriza en determinados tramos de un viaje y además los retenes policiales, no sólo deberían cumplir la tarea de cobrar un "peaje", sino de observar y controlar el desempeño de conductores.

Frente a la alarmante proliferación de accidentes por supuesto que "hay mucho por hacer" y tal responsabilidad no puede ser otra que la competencia de la Policía a través de sus unidades especiales como Tránsito y Policía Caminera pero con trabajo coordinado, con adecuada preparación previa, con la dotación de buena cantidad de unidades motorizadas, para controlar las carreteras y un buen número de efectivos policiales que patrullen las calles y no se dediquen sólo a repartir boletas de sanción. Hacen falta los "varitas" que antes eran parte de la seguridad y la fluidez del tráfico en las calles, lo que se eliminó al instalarse semáforos, que entre otras cosas son instrumentos tan antiguos que más bien altera la rápida y segura circulación de motorizados.

Los accidentes de tránsito es un tema que debe mover la responsabilidad de autoridades del ramo, pues se trata de hechos cuya frecuencia y resultados negativos, merece un tratamiento especial para disminuirlos, de manera que no sean parte de un drama cotidiano para la comunidad que pone en duda la seguridad ciudadana.

Fuente: LA PATRIA