Martes 20 de julio de 2010
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Acéptelo con gozo: Usted es la persona especial en la familia del amor. La gran familia en la que estamos todos, pero cada uno tiene un enorme significado para nuestro Padre, Dios todopoderoso, Dios del amor. El nos ha puesto junto a su Hijo Amado, Jesús, nuestro Salvador.
Esa manifestación de amor se produjo en momentos en que todos se angustiaban preguntando si era posible el perdón. Y junto al pueblo elegido clamamos todos:
-“Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos. Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán, como juraste a nuestros padres en tiempos remotos”.
Y así fue. A la pregunta la respuesta, a la súplica el amor: “¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto de tu heredad? No mantendrá por siempre la ira, pues se complace en la misericordia”.
Jesús confirmó la familia del amor “cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablan con él. Uno se lo avisó: Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo. Pero él contestó al que le avisaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre”.
Fuente: LA PATRIA