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Domingo 21 de abril de 2019

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Cultural El Duende

Matilde Casazola

21 abr 2019

Matilde Casazola Mendoza. Sucre, 1943. Poeta y compositora. Es autora de: Los ojos abiertos (1967). Los cuerpos (1967). Una revelación (1967). Los racimos (1985). Amores de alas fugaces (1986). Estampas, meditaciones, cánticos (1990). El espejo del ángel (1991). Obra Poética (1996). Canciones del Corazón para la Vida (1998). La Carne de los Sueños (2004). El poema que aparece a continuación forma parte del poemario Noche de Arawicus editado tras el 5° Encuentro de 15 Poetas de Bolivia", 1989

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Los ojos abiertos

II

Este andar por las calles

girando alrededor de ti misma,

este andar por las calles

para volver a desandarlas camino de tu invisible fuga

te es necesario,

como le es necesario a todo el mundo.

Y así te chocas con la gente

saludando, saludando

o absorta en la contemplación de un punto cero

cuando pasa a tu lado alguien que no conoces.

Acaso piensas que al doblar una esquina

has de encontrar a Dios cualquiera de estos días,

y por eso persistes en este caminar tan sin objeto

hoy, mañana, siempre, mientras vivas.

¡Ah eterna procesión de gestos tan dispares!

pasan las señoritas con sus trajes brillantes,

pasan los caballeros con sus frases galantes,

pasan obreros, campesinos, militares y obispos,

pasan gentes opacas y mendigos,

señoras y señores, viejos y niños;

y alrededor las casas,

como inmóviles gigantes.

Encajonados, subimos y bajamos

calles y calles.

Sin embargo, nunca estamos seguros

hasta no refrescar,

hasta no haber terminado de desandar lo andado.

Pero hace falta mezclarse con la gente,

Pero hace falta mezclarse con la gente,

entrar en el cortejo

quizá buscando a Dios,

quizá.

Una necesidad terrible de integrarnos

siquiera de esta forma

en el latir humano,

en ese océano de pechos que respiran.

Una necesidad urgente, impostergable.

Girando alrededor de nuestro propio arcano,

Hoy, mañana, siempre, mientras vivamos.

III

No vengan a decirme

que a lo mejor es tarde,

porque en cualquier momento

nos encontramos frente a una puerta.

¿Dónde está el punto amé de cada rosa?

¿Dónde comienzo el fin� dónde concluyo?

Todo es redondo e infinito

Todo es igual pero distinto

Y vuelvo a abrir el surco abandonado;

aunque hoy en otra tierra,

vuelvo a sembrar mi trigo.

Hay payasos aquí, y allí hay sepultureros.

Una farmacia, al frente un restaurant.

Todo cabe en un sitio,

donde esta vez le corresponde.

No es necesario que apresures tus palabras

ni que prolongues demasiado tus silencios;

pero tampoco creas en la monotonía

de las cosas perfectas.

Para un poco de agua

igual es un caso de barro

que un vaso de esmeralda.

Vengo andando sin prisa

con un poco de pena y un poco de alegría.

Si han cerrado la puerta,

me he de quedar a contemplar la noche,

al fin y al cabo, volverán a abrirla ¡siempre!

después de que amanezca.

IV

Las calles traen y llevan

taciturnos cortejos.

Ha muerto un hombre;

cada día alguien muere.

Sí, pero nosotros

mientras no nos toque la muerte,

viviremos seguros

detrás de nuestras puertas.

Ha muerto un hombre.

Acaso muchas veces lo rozamos

en el diario trajín

acaso algunas veces compartimos

con él una sonrisa�

Pero esta tarde

no vamos para casa

hambrientos y cansados,

felices y reunirnos a la mesa

y olvidar lo que ocurre, taciturno,

detrás de nuestras puertas.

Las calles se han manchado de dolientes augurios

por largas horas.

Después, volverán a oírse las risas de los niños

jugando en las esquinas

y así se irá borrando lentamente

la sensación horrible de esta muerte tan próxima.

Y allá en su cuarto

su cama empezará a olvidar desde esta noche

el calor repetido de su cuerpo

ese peso acostumbrado

que la hundía hasta un determinado sitio.

Y los zapatos

que caminaron con él por tantas partes

que dormían debajo de su cama

en descuidadas posturas,

quedarán arrumbados y vacíos.

Y nosotros

mientras la muerte no nos toque,

seguiremos viviendo nuestra propia aventura,

sin preocuparnos mucho

de lo que ocurra, taciturno,

detrás de nuestras puertas.

Para tus amigos: