Si a la urbana mansión no te acomodas y aspiras de los mares al gobierno Tetis para su yerno te compra al precio de sus ondas todas, y tu Numen el Nauta venerado hasta la última Thule es proclamado.
¿O astro nuevo te place presidir a los meses del estÃo y entre Escorpión ardiente y Erigona en el cielo fijar tu poderÃo?
Ya el escorpión ardiente a un lado se hace y el sitio respetuoso te abandonaÂ? Mas tu destinación sea cual fuere, que nunca el Rey del Tártaro te espere, ni a tan duro reinado tu alma aspire, ni oferta tan cruel nunca te cuadre. Por más que Grecia su Eliseo admire, y lo pondere tanto que aun Proserpina desoyó a su madre por perseguir su ponderado encanto. Da en todo caso, bienhechor, fomento a mi atrevido intento, y me acompaña por la agreste vÃa, y como deidad pÃa tendrás altares ciento.
Mas, antes de labrar un nuevo suelo, de la localidad los vientos varios estudia, y las tendencias de su cielo; y los tradicionales cuidados que hizo el uso necesarios. Busca en cada terreno las señales que te indiquen sus gustos especiales: Uno de espigas túrgidas se viste, otro a hospedar la viña se resiste; este con varios frutos se recama, aquel se cubre de espontánea grama. Providencia benigna a cada tribu asigna un producto especial con mano sabia: su oloroso azafrán Cilicia envÃa, la India su marfil, su incienso Arabia; forja el acero el Cálibe desnudo, da el Ponto su castor, y Epiro crÃa los generosos rápidos corceles a quienes en Elida nadie pudo la palma disputar y los laureles.
Leyes particulares naturaleza impuso a los lugares, sin que nada su eterno curso estorbe, desde que Deucalión repobló el orbe con los guijarros que arrojó su mano de do el duro nació linaje humano.
A la obra, pues, y si te cupo en suerte domeñar tierra fuerte de la estación propicia en el instante la vigorosa yunta la quebrante, y a lo largo del surco los terrones dispuestos en montones serán en polvo convertidos luego del sol de estÃo al penetrante fuego.
O si fecunda tierra te tocare, al punto mismo en que el Arcturo asome, tu mano la pesada esteva tome y a flor de tierra el suelo ingrato are, asà se extirpa allá la mala yerba, y acá la tierra su humedad conserva.
Publio Virgilio Marón.
Poeta romano (año 70 aC.- 19 aC.)
Fragmento de "Geórgicas".
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