El aparato cientÃfico traducido en leyes puede pretender limpiar el sentimiento del amor de prejuicios y evitar derivaciones sociales por efecto de estados patológicos, pero deberá procederse con mucho tacto para no correr entre otros, el riesgo de ahogar la parte espiritual de la relación sexual y amorosa, no dejando en pie sino la zona fÃsica del placer con garantÃas de impunidad.
De un extremo puede caerse en otro. Por eso la materia es delicada. Esto aparte de otras consideraciones. Un ilustre escritor sostenÃa que el hombre sano era generalmente un idiota, lo que equivale a decir que el genio es casi siempre un enfermo. Actuando en el sentido de ciertas tendencias, exageradamente parece pretenderse alcanzar un tipo de Humanidad en que los hombres fueran algo asà como hombres en serie, sin altos ni bajos, modo de realizar la fórmula igualitaria hasta en lo que se refiere a la naturaleza humana o materia prima en este caso.
De un extremo puede caerse en otro. Por eso la materia es delicada. Esto aparte de otras consideraciones. Un ilustre escritor sostenÃa que el hombre sano era generalmente un idiota, lo que equivale a decir que el genio es casi siempre un enfermo. Actuando en el sentido de ciertas tendencias, exageradamente parece pretenderse alcanzar un tipo de Humanidad en que los hombres fueran algo asà como hombres en serie, sin altos ni bajos, modo de realizar la fórmula igualitaria hasta en lo que se refiere a la naturaleza humana o materia prima en este caso.
Con excesivos cuidados sanitarios, con extremos en la vigilancia en el amor y la eugenesia, se podrÃa dar el intento de un tono gris a la Humanidad. Claro que no llegarÃa totalmente, porque la Naturaleza suele sustraerse a la voluntad de los hombres; pero, en fin, se tenderÃa a eso por lo menos.
Nos parece, pues, que todas esas vigilancias y preocupaciones más o menos cientÃficas sobre el amor y la eugenesia pueden ser plausibles hasta ciertos lÃmites muy restringidos en cuanto se pise terreno firme y no se sigan puras divagaciones; pero se suele caer en extremos contrarios y viciosos por el hecho de no ver en el hombre más que un ser fisiológico, criterio exclusivista que podrÃa disculparse en la Medicina, pero no en la SociologÃa.
Deben estudiarse, pues, y tratarse estos temas con gran elevación, sin exageraciones frÃvolas ni excesivos optimismos.
¿PodrÃa decir nadie que no es amor ese sentimiento último que atrae a dos seres de distinto sexo que han recorrido juntos el camino de la vida y que sabe inspirar tanta generosidad y tanta ternura y podrÃa, sin embargo, sostenerse que se parece algo ese sentimiento al que ha unido los mismos seres en el comienzo del proceso amoroso?
Con lo que no estamos conformes es con que sea tan sólo el amor poesÃa y no realidad. Es realidad y basta con que lo sea en una serie de caos, aunque no lo fuera en todos. Tampoco es necesario tomar como casos tipos de los amores frustrados que se convierten en grandes temas literarios como son todos los de los grandes amadores, puramente lÃricos.
Precisamente los más tÃpicos son los cotidianos y anónimos que, habiendo pasado por la posesión, resisten el paso del tiempo y son capaces de todos los sacrificios sin ninguna esperanza de nuevas satisfacciones fÃsicas.
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.