A la memoria del orureñista Thomas A. Abercrombie

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Tuvimos la fortuna de conocer y compartir amistad con Thomas A. Abercrombie, su esposa y su pequeña hija que seguramente tenía unos 7 u 8 años de edad. Llegó a Bolivia en la década de los años 1980, y su lugar de trabajo era Oruro, aquí no conocía a nadie, la referencia mía le dio otro buen amigo, Fernando Cajías de la Vega, pasado un tiempo, hizo amistad con otras personas, y compartió sus conocimientos sobre su dedicada profesión.

En realidad era una temporada de conocer a través de la especialidad de antropología a otras personas que eran colegas de Thomas, venían de otros estados de Norteamérica para concluir estudios de especialidad, y debían efectuar trabajos de investigación como Elayne Zorn (+), quien tenía experiencia en textiles, años atrás había radicado en Puno-Perú. Se había trasladado a Bolivia junto a Juan su esposo, (él dedicado a la música andina), fijaron su tiempo de permanencia en Sakaka, allí con la dedicación y habilidad que eran virtudes innatas, aprendió otro tipo de tejidos y teñidos, finalmente el objetivo de especializarse en textiles era para el tema de su tesis doctoral que finalmente hizo realidad. Incluimos también en este grupo a Gabriela Gonzáles quién también se trasladó junto a su familia, el trabajo emprendido era investigar sobre la historia del baile de los "Los Incas" en Yarvicoya distante a 20 kilómetros de Caracollo, camino a Colquiri, llegó a participar en la fiesta patronal como ñusta, con su esposo y Dunia su primogénita.

Thomas, se dedicó íntegramente a investigar sobre la historia y orígenes de la comunidad de K´ulta, perteneciente a la Provincia Abaroa del Municipio de Challapata. En Oruro alquiló un departamento en calle Junín casi La Plata. Su retoño se había encariñado con unos conejos cui pues Thomas había comprado una pareja de estos roedores, también hizo construir una jaula larga, con el tiempo llegaron a multiplicarse, mientras él iba y venía, viajaba al interior como Sucre y Potosí, y en ocasiones también a su país.

Fue generoso, un hombre íntegro, conocedor de nuestras memorias, y sus costumbres. Recuerdo ya en el epílogo de su estadía en Oruro, a modo de despedirse viajó a K´ulta y según contó Thomas por hacerse el gracioso un hombre del lugar mencionó la palabra karisiri, otros escucharon y se pasaron la voz, estuvieron a punto de terminar con su vida, y él corrió como si se tratara de una maratón, hasta perder de vista al último habitante de esa comunidad y producto del esfuerzo, estuvo a punto de desfallecer. Asegurándose que ya no se repita esa broma de mal gusto, retornó a la comunidad para terminar su fuente de inspiración.

De regreso a Norteamérica y con el transcurso de los años, Thomas había concluido su preciada obra. Leyendo cada página, realmente había puesto todos sus saberes y el horizonte, nunca olvidó a este suelo orureño, llegó para celebrar los 400 años de fundación de Oruro. Esa noche en el salón de la Casa de la Cultura de la H. Alcaldía Municipal, solemnemente se hizo entrega de 10 obras escritas algunas reeditadas y otras inéditas como la de Thomas A. Abercrombie, trabajo titulado: "Caminos de la Memoria y el Poder: Etnografía e Historia de una Comunidad Andina".

También se encontraban otros autores con estudios en Universidades extranjeras como Fernando Cajías de la Vega, que entregó en dos tomos "Oruro 1781: Sublevación de Indios y Rebelión Criolla", Ramiro Molina Rivero "De Memorias e Identidades: Los Aymaras y Urus del Sur de Oruro". Contó con el apoyo desinteresado del Instituto de Estudios Bolivianos, Facultad de Humanidades de la Universidad Mayor de San Andrés, del Instituto Francés de Estudios Andinos. Juntos le rindieron tributo a Oruro a través de estas valiosas obras.

El trabajo de Thomas fue publicado como recompensa a su estudio minuciosamente descrito, por la Universidad de Wisconsin en inglés y el Dr. Josep Barnadas, había traducido al castellano, su valiosa investigación.

Sin duda, esta obra tuvo elogios, porque Oruro-Bolivia estaba reconocido por el estudio científico, de un espacio llamado K´ulta en Latinoamérica, habiéndosele entregado el Premio Wheeler-Voegelin como el mejor libro de Etnohistoria en 1998, también fue acogido como el mejor libro del año sobre el mundo indígena por la Haward Francis Cline.

Thomas A. Abercrombie, de profesión antropólogo tenía un doctorado en la Universidad de Chicago, fue Profesor de New York University.

El haber confraternizado infinidad de minutos en amenas pláticas, rememoro su desinteresada voluntad de escribir sobre la comunidad de K´ulta, a través de ella muchos estudiosos ya conocen este espacio altiplánico donde no existe límite para compartir la historia, los personajes, el entorno de otrora, los mandos de poder y las costumbres de la comunidad.

Al haber cruzado los umbrales a la vida eterna, su ausencia se torne en resignación para su familia, fue voluntad del Padre Celestial, sea con él la paz en su espíritu.