Resurrección: Un acto de fe

Celebramos el Domingo de Pascua, en realidad se trata para los cristianos de recordar uno de los acontecimientos más trascendentales de la historia de la humanidad, la Resurrección de Jesucristo, después que sufriera incontables suplicios en manos de sus captores hasta llegar a la instancia de su crucifixión y muerte como el medio para redimir a la humanidad y que ese gigante conglomerado vuelque sus acciones y su destino hacia el amor y el respeto por el prójimo, un hecho que es la base de la religión que permanece por más de dos milenios.

La religión católica profesada en la mayoría del pueblo boliviano conmemora la Semana Santa, la misma que comenzó en el Domingo de Ramos, relievó la circunstancia dolorosa de la muerte de Jesús el Viernes Santo y culmina en este Domingo de Resurrección, recordando el milagro que se produjo tres días luego de su muerte para glorificarse en cuerpo y alma, ascendiendo al trono del Padre Eterno, desde donde en una armoniosa trinidad gobierna el mundo espiritual, lo hizo con los apóstoles y luego a través de los sacerdotes que son considerados como los pastores de la grey católica.

La conmemoración de Domingo de Pascua, recuerda la Pasión, Muerte, Resurrección y Glorificación, del Hijo de Dios que se convierte en el centro de la fe cristiana, el designio salvador de Dios Padre se cumple de una vez con la muerte redentora de su Hijo Jesús, que con ese sacrificio y el milagro de su resurrección, libra de pecados a la humanidad.

Este acontecimiento necesariamente nos debe llevar a una profunda reflexión de nuestros actos, pues no es sabiendo que Jesús con su muerte limpió nuestros pecados, es más sabiendo que ese sacrificio debe comprometer nuestra fe y conciencia para evitar ser pecadores continuos, para despojarnos de envidias y para ser sencillamente humanos y practicantes de la verdad, aún a costa de nuestro propio sacrificio, como demostración de nuestra fe, renovada en el ejemplo del milagro de la Resurrección.

Hay que ubicarnos en la realidad de la práctica de nuestras convicciones cristianas, recordar el mensaje del Dios Supremo, cuando habla del juicio final y señala que entonces se cumplirá un veredicto para cada uno, en el que sólo intervendrá el Juez Supremo, no habrá alternativas para cambiar el designio superior. Es la ocasión para meditar en la justicia humana, la que se practica ahora, la que manipula y tergiversa los hechos, los inocentes aparecen culpables y a la inversa los que pueden y tienen poder influencian sobre los desvalidos, generando la aplicación errónea de la justicia. Este entre otros es un ejemplo de que ciertos núcleos sociales se apartan de la fe cristiana, de sus principios, de su valor humano y cometen atrocidades al amparo del poder y la intolerancia.

La ocasión es propicia para recodar que en el origen de toda injusticia material y social está aquella que la Biblia llama "iniquidad" y que es un verdadero pecado. Pero la fe redime la conciencia y propone que la Resurrección de Jesucristo, el Hijo de Dios signifique la opción para tomar la guía que haga a todos caritativos y tolerantes con nuestros semejantes, para amar y respetar incluso a quien no lo merezca y perdonar a quien ofenda. Feliz Pascua de Resurrección, con amor y con perdón.

Fuente: LA PATRIA