El sentido del humor

Todos sentimos y lo hemos dicho alguna vez, que el éxito que se obtiene en este competitivo mundo se debe tanto al carácter, al temperamento como al talento que se bifurca en habilidades y destrezas como idoneidad para un emprendimiento.

Aunque la verdad sobre lo expuesto inicialmente sea aleatoria, lo que es seguro que la felicidad de mujeres y hombres depende sobre todo de la ecuanimidad, de la paciencia, la tolerancia, de la bondad y de la solicitud y solidaridad que demuestren por el prójimo en la vida de interrelación. Todos estos conceptos pueden enriquecerse con lo dicho por el filósofo Platón "buscando el bien de nuestros semejantes encontraremos el nuestro".

Son envidiables aquellos hombres y mujeres felizmente dotados que, en toda circunstancia saben encontrar el bien; así para ellos las calamidades son asumidas para generar un motivo de consuelo y no ven un cielo sombrío en que no pueden descubrir un rayo de luz que lo atraviesa y, cuando el sol no está visible todos los días, se consuelan sabiendo a ciencia cierta que está ahí, aunque velado para ellos, asienten que hay un propósito bueno y sabio.

Esos espíritus cuando se ven obligados a soportar angustias y pesares, los soportan sin recriminaciones, sin murmuraciones, sin gastar energías en lamentaciones. Esta clase de mujeres y hombres, no se crea, no son débiles e irreflexivos; son en general las personas más alegres y también las más amantes, confiadas y sinceras.

Sin embargo, aunque la disposición al buen humor sea por lo común innata al temperamento, se puede adquirir y desarrollar como un hábito. De esta disposición podemos obtener la mejor o peor parte de la vida dependiendo de nuestra habilidad para encontrar el placer o el simple pasar. Entonces, el lector comprobará que la vida muestra siempre su lado brillante y su propio lado sombrío. Esta dualidad podemos aplicarla con nuestra voluntad a adquirir la costumbre de ser felices o desagraciados, porque resulta una costumbre ver las cosas por el ángulo más bello y no por el turbulento.

Un temperamento alegre no es solamente un vórtice de goces en este mundo sino también una salvaguarda para el carácter; ejemplificando: visitó a Lutero un sujeto pidiéndole un remedio contra la melancolía y su consejo fue: "que lo que más conviene a los jóvenes y a los ancianos es la alegría y el valor; una alegría inocente y un valor honorable y motivado constituyen el mejor preservativo contra los pensamientos tristes", este hombre tan brusco tenía un corazón rebosante de ternura como el de una mujer.

La RAE (Real Academia de la Lengua Española) nos dice que el humor es una buena disposición de ánimo o la facultad de apreciar y manifestar el aspecto cómico y ridículo de algo: sentido de humor. El lector asentirá que una definición de diccionario no es suficiente para comprender la importancia del humor y esto se ha tratado de comunicar en esta columna.

*Es abogado corporativo, posgrados en Arbitraje y Conciliación, Alta Gerencia para abogados (UCB.Harvard), Derecho Aeronáutico, Interculturalidad y Educación Superior, Filosofía y Ciencia Política (maestn), doctor honoris causa (IWA-Cambridge University, USA)