Miercoles 17 de abril de 2019

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La presente semana, conforme al calendario de la Iglesia, es de días santos porque se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. El día jueves se conmemora la ?ltima Cena del Señor en que instituyó la Santa Comunión con la consagración del pan y del vino, un legado que dejó Jesús a la humanidad con miras a su salvación eterna. El día Viernes Santo es considerado como recuerdo de la muerte del Señor clavado en una Cruz y, finalmente, el día Domingo de Pascua en que se recuerda su gloriosa Resurrección.
Son días para el encuentro entre todos los hijos del Señor, días en que debe ser posible la reconciliación entre todos, el encuentro de caminos para lograr el perdón por las ofensas hechas y, por otro lado, día para perdonar las ofensas sufridas. La sangre y el cuerpo de Jesús han logrado la remisión de los pecados de la humanidad, tanto contra Dios como contra el prójimo, un día señalado como santo por ser dedicado a la pasión y que es prueba de todas las verdades señaladas en el antiguo Testamento como en los Evangelios de Jesús.
La Semana Santa es testimonio del amor y misericordia de Dios que, por el sacrificio de Su único hijo, Jesús, redimió a todas las generaciones del pecado y sentó las bases de la salvación eterna; un día señalado por la Iglesia como el Testimonio de Jesús y ser muestra de que ?l no murió en vano y que su resurrección anunciada para el tercer día, se hizo realidad y conjuncionó, por obra de la fe, en factor de unidad para todos los hombres, factor de concordia y amor entre todas las naciones; medio para que el hombre con poderes o sin ellos, actúe conforme a valores y principios que son portadores de las virtudes impresas por el Creador desde el mismo instante de la concepción en el vientre materno.
Para muchos que no tienen fe, Dios tiene las puertas abiertas conjuntamente Su corazón que es rebosante de amor y comprensión porque ?l es Padre y tiene a toda la humanidad como parte fundamental de la creación. Para quienes no creen en Dios y viven apegadas sus vidas a ídolos o crean sus propios dioses, hay senderos en la vida y pasión de Jesús que pueden ser tomados en cualquier momento, son vías de vida. Cuando expresamos la jaculatoria ¡Dios mío, socórreme! lo hacemos con la convicción de que Dios escucha nuestras súplicas y, a la vez, lamenta que los sin Dios sean huérfanos y no tengan a quien acudir, a quién implorar y en quién esperar.
La Semana Santa es expresión de fe, esperanza y caridad. Fe en Dios, esperanza permanente en ?l y caridad con nuestros semejantes que esperan la bondad de Jesús y Su Madre, María, a través de quienes están llamados a ser solidarios y entender que sólo la verdadera justicia tiene caridad y que sin ella, no siempre se puede contar con una conciencia limpia, con corazones que nos comprendan y amen, con la solidaridad y ayuda de nuestros semejantes para vivir en condiciones de paz y tranquilidad, y, finalmente, para vivir plenamente nuestra fe y esperar los dones prometidos por Jesús mediante su pasión, muerte y resurrección.