Un hecho evidente es que desde hace tres años con una serie de alternativas, la mayorÃa negativas, el sistema económico nacional es objeto de una marcada desaceleración cuyos efectos se sienten en los altos niveles financieros estatales, hasta los bolsillos de la ciudadanÃa que tiene menos circulante o que se desvaloriza en función de una abierta competencia generada por las economÃas vecinas, algunas con más problemas que otras y que se transfieren en su efecto a la nuestra que mantiene invariable la paridad del dólar con la moneda boliviana.
Ã?sta es la parte en la que los especialistas divulgan cifras sobre las necesidades financieras extraordinarias del Estado para cubrir sus obligaciones, lo que significa aumentar la deuda interna del ente emisor el BCB que se estima en 5.974 millones de bolivianos y la deuda externa con organismos como la CAF, el BM o el BID y que suman más de 15.528 millones de bolivianos, según estiman los expertos. En ese proceso de cubrir obligaciones, pocos dÃas atrás el Gobierno se obligó a disponer de un fideicomiso de Bs.- 2.200 millones, con un plazo de 20 años para cubrir deudas atrasadas que se multiplicaban por efecto de intereses, en perjuicio de la economÃa de nuestro Banco Central.
Algo que es evidente y aunque se pretenda minimizar en las dependencias financieras del Estado es que los ingresos que recibe el paÃs por el rubro de exportación del gas no han satisfecho las expectativas establecidas, generando una distorsión negativa de ingresos cuyo mayor impacto sintieron las entidades públicas, algunas que aumentaron su problema al crecer el desnivel en sus costos productivos, algo muy "regular" en varias empresas estatales que aprovecharán, seguramente, de un porcentaje del fideicomiso para nivelar su desajuste.
Dadas las caracterÃsticas del problema, empresarios y productores de diversos sectores, convienen en sugerir al Gobierno la adopción de medidas de corto plazo para nivelar los desbalances que de agudizarse pueden alterar la situación, que por tradición social en nuestro paÃs, se convertirÃa en protestas públicas y cuyo escenario serÃan las calles, algo que debe evitarse con ingenio y sin mentiras en el frente oficial.
Fuente: LA PATRIA
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