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Domingo 14 de abril de 2019

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Revista Dominical

Sikuri, Amaru y Katari: los dragones deidades de los andes

14 abr 2019

Boris Bernal Mansilla

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Tras recorrer por comunidades, pueblos, caminos y senderos de los andes bolivianos, una figura está presente y acompaña mis pasos en todo espacio, unos la llaman Amaru, otros, Katari, y los más cercanos Sikuri. Y cuando pregunto por ellos y su descripción todos coinciden en una gran serpiente alada y a diferencia de la concepción de maldad de la serpiente y del dragón de Europa, estas divinidades de los andes son dadoras de vida y sabiduría. Es por eso que dedico esta investigación a este majestuoso ser, presente en los andes, para ello veamos en primera instancia algunos datos y antecedentes recolectados de fuentes bibliografías sobre Amaru y Katari:

"Amaru es una divinidad mítica de la cultura incaica, en la parte del Kollasuyo (Bolivia) es conocido con el nombre aymara de Katari, en ambos casos representada por una serpiente, culebra de gran tamaño" (�)

Esta deidad representada como una serpiente alada, con ojos cristalinos, hocico rojizo, cabeza de llama, y una cola de pez en muchos casos, en la época incaica era tótem de la sabiduría, motivo por el cual en las fachadas de las Casas del Saber (Yachay Wasikuna) se colocaba la imagen de dicho ser totémico. Es así que Katari o Amaru representa la sabiduría, la trinidad vida, muerte y la eternidad; varios coinciden en designarla como hermana de sangre del dios supremo Inti (Sol).

Esta deidad representada como una serpiente alada, con ojos cristalinos, hocico rojizo, cabeza de llama, y una cola de pez en muchos casos, en la época incaica era tótem de la sabiduría, motivo por el cual en las fachadas de las Casas del Saber (Yachay Wasikuna) se colocaba la imagen de dicho ser totémico. Es así que Katari o Amaru representa la sabiduría, la trinidad vida, muerte y la eternidad; varios coinciden en designarla como hermana de sangre del dios supremo Inti (Sol).

Así también, según la tradición andina, el Amaru o Katari en un momento dado, es un Ser Humano, que posee el don de la sabiduría, que luego evolucionaría en forma de dragón (Amaru), alcanzando el auge del conocimiento y el saber, llegado a un estado de conciencia superior al cual sólo pueden llegar los más experimentados amautas (sabios). Esta condición fue la que impulsó en la época de 1780 grandes levantamientos indígenas a la cabeza de dos líderes que tomaron el denominativo, en el caso del Perú de Túpac Amaru y en Bolivia Túpac Katari.

Otro punto central es el carácter sagrado y reverencia que tiene a esta deidad los originarios de los andes, para esto cito palabras de un amauta:

"Su fiesta, se realiza en el mes de agosto, cuando se produce la limpieza de los canales de irrigación; siendo el jefe de familia quién oficia de celebrante. Los cultos de Amaru, Mallku y Pachamama son las formas más antiguas de celebración que los aimaras aún realizan en la actualidad. Además, son considerados lugares de mucha importancia y sagrados aquellos dedicados a Katari".

Podemos ratificar esta declaración al evidenciar que en nuestro recorrido desde la ciudad de La Paz a la población de Italaque, identificamos por lo menos cuatro lugares dedicados a esta deidad. Wak´a Katari en la Autopista de La Paz, Qaqa Churu en Achacachi, Okola en Carabuco y Waki Tuma en Taypi Ayca - Italaque.

Este viaje tiene su umbral al llegar al territorio de Italaque, donde aprendimos sobre la esencia espiritual del "Sikuri", el dragón o serpiente alada de este territorio.

Sikuri significa en aymara víbora, y sobre esto el mito de origen de los Sikuris cuenta que en el principio de la creación de la vida, hubo un encuentro de dos fuerzas antagónicas y complementarias cuya forma era la de serpientes (kataris o Sikuris), es por eso que hasta nuestros días los Sikuris de Taypi Ayca - Italaque imitan en su coreografía movimientos en forma de víboras.

Pero aún quedan más rastros de la importancia de esta deidad, cuando los españoles invaden nuestras tierras, tienen como propósito borrar toda la memoria y el conocimiento ancestral, cosa que no pudieron, pues quedaron plasmados en la misma Iglesia de Italaque vestigios de nuestro antepasado.

"Todos los cuadros de Italaque son de estilo barroco mestizo y fueron pintados durante el siglo XVII. Para hablar de ellos vamos a hacer la siguiente división: 1. Los del Círculo de Zubaran, 2. Los de Leonardo flores, 3. La serie de la virgen María" (Cuentos e Historias de un pueblo llamado Italaque - Homero Elías Chávez)

De la serie de cuadros mencionados nos interesan los dos últimos ya que en ellos se registró e incorporó la teología ancestral de Italaque. En primera instancia nos referiremos al cuadro de la Virgen y el Dragón de la serie de la Virgen María, en este se observa a la virgen junto al Arcángel San Miguel, enfrentando a un Dragón. El segundo cuadro de nuestro interés es el dedicado a la Ramera del Apocalipsis la cual está montada sobre un Dragón de 7 cabezas del pintor Leonardo Flores. Cabe remarcar que los españoles ligaron a los dragones (Amaru) y sobre todo con 7 cabezas con la Cultura Inca ya que ésta manejaba el código del 7 que representa a los siete astros celestes (Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno) visibles desde la tierra.

En ambos casos resaltan la figura del Dragón, representando al mal que los españoles pretenden extirpar.

Como conclusión se creería que Amaru, Katari y Sikuri fueron seres benévolos y plenamente conscientes, que existieron en el planeta mucho antes que la humanidad, poseedores de suprema inteligencia divina y sumamente avanzados. Habrían sido protectores de la humanidad y del planeta, y desempeñarían un papel mayor en la transformación del planeta.

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