Respeto y cariño por el niño

Tomando en cuenta de manera genérica, la conmemoración de la fecha corresponde al Día del Niño Boliviano, los ciudadanos menores del país, varoncitos y mujercitas, niños para reconocerlos y establecer de manera práctica condiciones favorables a su bienestar, como la responsabilidad total de padres y/o tutores que se encarguen de cuidar todos los aspectos relacionados con una convivencia saludable, con el cariño de toda la familia, en un hogar en el que además se practiquen normas de equidad, valores morales, ejemplos de sana convivencia, de solidaridad y respeto por los demás.

El Día del Niño en Bolivia, se implanta en 1952, rescatando la decisión de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) que redactaron y aprobaron la Declaración de Principios Universales del Niño, como una respuesta a las condiciones de injusticia que eran consecuencia de la desigualdad que imperaba en el mundo y causaba sufrimiento en la comunidad más vulnerable de la sociedad, los niños.

La ocasión coincidió con la fecha que estableció el Día Universal del Niño, cuando además la Asamblea General de las Naciones Unidas recomienda a los gobiernos del mundo, instituir la celebración a favor de los niños, pudiendo disponerse fechas apropiadas. En el caso de nuestro país, fue en 1955, durante el gobierno de Víctor Paz Estenssoro que se aprueba la celebración, cada 12 de abril, para recordar y exigir el cumplimiento de los derechos del Niño.

Por su parte la Organización de las Naciones Unidas (ONU) determinó que el día consagrado a los niños, debería servir para profundizar los valores de fraternidad y comprensión, de respeto y de amor filial hacia la niñez en general, como una obligación ineludible de todos los gobernantes en el mundo entero, promoviendo además la práctica de la Declaración de los Derechos del Niño.

Con motivo de esta celebración las autoridades disponen ciertos programas que en los hechos resultan una burla grotesca, como por ejemplo permitir el ingreso "gratis" de los niños a ciertos parques y espacios de paseo, cuando la medida debiera ser permanente y subvencionada con presupuesto fiscal. En el Día del Niño se producen actos "especiales" que si bien alegran la jornada, debieran ser parte de un programa común y general para el sector.

Lo que debe tomarse en cuenta es que a los niños hay que asistirlos permanentemente, todos los días, respetando sus derechos y facilitándoles las mejores condiciones de seguridad y de comodidad, ese es un privilegio de los niños todos los días de su tránsito en la comunidad, desde el hogar, los medios de transporte, los centros educativos y cualquier instancia en que niños y niñas requieran del cuidado y respeto de los mayores.

Una destacada sicóloga afirma que "escuchar y respetar el criterio de un niño, es la mejor receta para ayudarlo a ser una persona de bien, pues por más absurdas que parezcan sus opiniones hay que encontrarle el sentido que ellos quieren expresar", dejando de lado las formas de imponer criterios y aplicar el sentido de diálogo para motivar su entendimiento.

En el Día del Niño, hay algo que preocupa hondamente y es que todavía en el país se mantiene un alto índice de "niños trabajadores", producto de la falta de empleo para los padres y es peor aún la presencia de "niños de la calle", abandonados a su suerte y dependiendo de la limosna o el favor humano, cuando en los hechos, estos niños deberían estar gozando de amparo y protección como mandan los derechos consagrados a su favor.

Hay mucho por hacer por los niños y niñas, lo importante es hacerles saber que "hay alguien que los ama" y demostrar ese propósito respetándolos en toda circunstancia.

Fuente: LA PATRIA