Por efecto de un proceso natural, un fruto madura de tal manera que su caída es inminente y cuando por cierta condición también natural no sucede, la alternativa es retirar el fruto dañado para que no contamine los que puedan quedar sanos y deseables, pues el hecho lógico es que un "mal fruto" excesivamente maduro, daña a los vecinos más próximos y hasta pone en riesgo la condición reproductora de un árbol, firme y sano.
Así más o menos se maneja la analogía del fruto maduro y la situación de la heroica Venezuela, ejemplo de solidez económica, de respeto a la democracia y los valores humanos, un país respetuoso de las gloriosas acciones de los libertadores, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, cuyo ejemplo está siendo menoscabado a título de sostener una "revolución americanista" que ahora se ha tornado en un movimiento "venezolanista", muy apartado de los grandes lineamientos que marcaron los verdaderos "Padres de la Patria" y que se desvirtuaron por la ambición de poder de algunos jefes castrenses que tomaron a su cargo la conducción de un país libre y lo transformaron luego en otro conglomerado de seguidores fanáticos de una supuesta revolución liberadora, que sólo es parte de un retrato demagógico, que no practica la democracia y se ufana por extender su "revolución", allí donde los valores ciudadanos se hacen más frágiles, aunque una gran vecindad abrió los ojos hacia la verdadera democracia, la libertad y la justicia.
Así más o menos se maneja la analogía del fruto maduro y la situación de la heroica Venezuela, ejemplo de solidez económica, de respeto a la democracia y los valores humanos, un país respetuoso de las gloriosas acciones de los libertadores, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, cuyo ejemplo está siendo menoscabado a título de sostener una "revolución americanista" que ahora se ha tornado en un movimiento "venezolanista", muy apartado de los grandes lineamientos que marcaron los verdaderos "Padres de la Patria" y que se desvirtuaron por la ambición de poder de algunos jefes castrenses que tomaron a su cargo la conducción de un país libre y lo transformaron luego en otro conglomerado de seguidores fanáticos de una supuesta revolución liberadora, que sólo es parte de un retrato demagógico, que no practica la democracia y se ufana por extender su "revolución", allí donde los valores ciudadanos se hacen más frágiles, aunque una gran vecindad abrió los ojos hacia la verdadera democracia, la libertad y la justicia.
Alguien dijo "Venezuela nos duele", y en verdad es un hecho que día que pasa, causa más dolor, entre los hermanos de esa agobiada nación, pero cuyos efectos observados desde fuera son también parte de un sufrimiento solidario con los sometidos a caprichosos programas de política atrabiliaria que ha roto todos los moldes de racionalidad comprensible y practicable, pero entre seres que son respetuosos de los derechos humanos, de la democracia, la libertad y la justicia, precisamente valores? disminuidos y hasta ignorados por quienes detentan un poder que choca con la racionalidad y las libertades que propugnaron los libertadores.
El problema venezolano está pasando "de castaño a oscuro" al motivar reacciones especiales en las grandes potencias, como el caso ruso que resuelve desplegar en Caracas un contingente militar y hasta un sistema de misiles 5-300 de abierta condición bélica. Este hecho es visto en el contexto internacional, como un abierta "intervención" de una potencia nuclear en territorio latinoamericano como no había sucedido en años del siglo pasado.
Si una potencia se adelantó en ocupar el territorio venezolano, la otra está a la expectativa de que puedan agravarse los daños de lesa humanidad, lastimando seriamente la humanidad de miles de venezolanos, indefensos y sometidos ahora con misiles rusos a su lado. Lo grave es que cualquier reacción de la otra potencia en pos de liberar a los venezolanos del oprobioso sometimiento en que se encuentran, podría encender la chispa de una confrontación mundial de gravísimas consecuencias, todo por sostener un caprichoso y autoritario mandatario.
Nadie quiere ni siquiera pensar en una conflagración que enfrente a las potencias y ponga en riesgo la seguridad de nuestro continente y la que todavía permite a los pueblos libres defender la democracia y la justicia. Hay la esperanza de que el asunto se resuelva de la manera más natural y es que el fruto maduro, caiga por sí sólo, abriendo el paso a una recomposición de la sufrida hermana república de Venezuela.
Fuente: LA PATRIA
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