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Domingo 07 de abril de 2019

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Revista Dominical

ECONOMÍA DE BOLSILLO

Comercio internacional y recursos económicos para los bolivianos en esta nueva etapa post bonanza

07 abr 2019

Joshua Bellott Sáenz M. Sc.

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En pasados días, nos enteramos que Impuestos Nacionales alista reglamentación para cobrar tributos al comercio virtual, a la venta de servicios por parte de algunas empresas internacionales como Netflix, Amazon y otras, así como a los alquileres temporales de casas, siendo que varios domicilios fueron clausurados. Lo cierto es que las necesidades por recursos económicos por parte del Gobierno harán que se ejerza presión en los ciudadanos para obtener una mayor recaudación tributaria, en vista de los continuos déficits fiscales, la reducción de ingresos por exportación especialmente de gas natural, la creciente deuda externa e interna, y por supuesto, los crecientes gastos y despilfarros públicos.

Es cierto que todos tienen el deber de tributar, pero también es cierto que en Bolivia muchos privilegiados no lo hacen, y por otro lado, existen algunos grupos de personas a los que se les puede exigir esa tributación porque viven del pequeño comercio o de su pequeña producción. Sin embargo, debe quedar claro que si se impone dicha tributación a estas empresas internacionales o personas, estos impuestos serán indirectos, lo que significa que los montos a pagar serán transferidos a los consumidores, o sea, la carga caerá una vez más sobre las espaldas del pueblo.

Es cierto que todos tienen el deber de tributar, pero también es cierto que en Bolivia muchos privilegiados no lo hacen, y por otro lado, existen algunos grupos de personas a los que se les puede exigir esa tributación porque viven del pequeño comercio o de su pequeña producción. Sin embargo, debe quedar claro que si se impone dicha tributación a estas empresas internacionales o personas, estos impuestos serán indirectos, lo que significa que los montos a pagar serán transferidos a los consumidores, o sea, la carga caerá una vez más sobre las espaldas del pueblo.

Asimismo, sabemos que Bolivia es considerada como un infierno fiscal, de hecho entre los primeros lugares a nivel mundial. Por supuesto, el efecto de este sistema represor es que la empresa y los emprendimientos en Bolivia están amenazados de muerte. Prueba de esto es que el 80 % de las empresas inscritas en Fundempresa son unipersonales, las exportaciones por varios años están en caída libre y los mercados están inundados de importaciones.

En el cuadro siguiente ejemplificamos lo dicho, analizando la recaudación por "ejecución de deuda tributaria" que se cobra por las deudas por nacionalización de productos vía importación. En el mismo, se muestran las recaudaciones del 2018, las recaudaciones por multas, y el porcentaje de las multas sobre lo recaudado por tributos aduaneros, en bolivianos. Estos datos fueron reportados por la Aduana Nacional.

Tres son las conclusiones que podemos extraer de los datos presentados.

Primero que una región como Oruro, muy cercana a los puertos al Pacífico, recauda una cantidad similar a Santa Cruz. Oruro es una región que especialmente en los últimos años aceleró el comercio, como una actividad alternativa a la producción. Consecuencia de lo dicho es que sus importaciones respecto a las exportaciones tienen, año que pasa, una brecha superior a los mil millones de dólares, cifra comparable la brecha a nivel nacional.

Segundo, salta a la vista que respecto al total de recaudaciones, las multas alcanzan a casi un 50 % en promedio. Este hecho comprueba que tenemos un Estado o una Aduana represora, por decir lo menos. No es posible que las multas sean tan elevadas, y es claro que estas no deberían alcanzar más de un 20 %. Esto además indica que la presión tributaria es muy elevada, lo que significa que en vez de obtener mayor recaudación con el sistema actual, el mismo Estado está incentivando la ilegalidad, la corrupción y el contrabando.

Por último y en tercer lugar, sorprende que del total de las importaciones de Santa Cruz, el 82 % corresponda a multas. Como hipótesis inicial, podríamos afirmar que mientras más lejos se encuentre una región de las fronteras, tendrá mayores problemas con el pago de los tributos. De la misma manera, en el caso de Cochabamba el porcentaje de las multas sobre el tributo llega a un 41 %, La Paz a un 35 %, Potosí a un 42 % y Oruro a un 36 %. El caso paradójico es el de Tarija ya que sus multas superan lo recaudado por tributos. Por supuesto, este hecho puede ser debido a muchas otras causas.

Sin embargo, recordemos que hace varios años atrás se aprobó una norma que permitía la nacionalización de las mercaderías en aduana interior, o sea, que las importaciones pasan las fronteras para ser nacionalizadas en las regiones. Por supuesto, esta política reduce la eficiencia en cuanto al cobro y otra vez, incentiva el contrabando y la ilegalidad. La nacionalización de mercaderías debería efectivizarse en frontera o en un lugar cercano, destinado y especializado exclusivamente para este hecho, como un Puerto Seco o un Hub Logístico.

Bajo los mismos argumentos anteriores, presentamos a continuación un cuadro que resume las recaudaciones totales de cada región, exceptuando Beni y Pando, como en el anterior cuadro. Resulta que en promedio, del total de las recaudaciones que se generan por gravámenes aduaneros en todo el país, un 67 % se generan o son mercaderías importadas por las fronteras con Chile (a través de Oruro), específicamente Arica e Iquique. El 2017; pese a que este dato no se encuentra en el cuadro, se sabía que del total de los gravámenes aduaneros recaudados por Bolivia vía carretera, un 87 % se generaba a través de las fronteras de Oruro con Chile.

De este cuadro podemos concluir lo siguiente:

Tres regiones son las que más pagan por gravámenes aduaneros: Santa Cruz, La Paz y Oruro. Por supuesto esta realidad reafirma la vocación geográfica de Oruro, y queda claro que el país tiene una alta dependencia a las fronteras chilenas cuya conexión directa es Oruro. De hecho esta dependencia disminuyó en los últimos cinco años, debido entre otras cosas, a la apreciación de la moneda boliviana respecto a sus países vecinos. Potosí y Tarija importaban en porcentajes mayores por las fronteras de Oruro, pero ahora prefieren comprar producción argentina debido a las constantes y alta depreciación de su moneda. Por otro lado, Santa Cruz en algún momento pagaba gravámenes aduaneros originados en las fronteras de Oruro en un 80 % respecto al total. Es posible que esta región esté importando para el 2018, más desde Brasil vía Corumbá u otra.

Por supuesto, nuevamente reafirmamos que una de las maneras de ser más eficiente en los servicios para la importación y su recaudación por gravámenes será pensar en que todos los trámites y cobros deberían hacerse en frontera o cerca de ella.

Con los datos presentados y el análisis en mente, podemos proponer lo siguiente:

Es importante una reforma del sistema impositivo aduanero, en términos de tributos aduaneros y del posicionamiento geográfico de las oficinas destinadas para este cometido.

Si es cierto que el contrabando se ha elevado en los últimos años, entonces se debe propender a un control más efectivo de las importaciones, y esto se logrará reforzando los controles en frontera y abrogando la norma referente a la nacionalización de las mercaderías en aduana interior. Como verificamos en el análisis presentado, es muy probable que la ineficiencia en la recaudación aumente en las regiones más alejadas de la frontera de origen.

Por otro lado, si el propio sistema impositivo está incentivando la corrupción y el contrabando, es claro que se debería bajar la presión tributaria, pensando en liberar barreras para arancelarias o una reducción de la cuantía de los aranceles, lo cual resultaría en una mayor recaudación por parte de la Aduana y el Gobierno.

Es importante pensar en que Bolivia tiene una elevada dependencia a las fronteras con Chile, respecto a la compra de importaciones y generación de ingresos para el Tesoro General de la Nación.

Si bien no se habló en este artículo acerca de las exportaciones, es claro que una manera más adecuada y eficaz de obtener recursos para los bolivianos es por esta vía, y queda claro que si sólo se incentivan las importaciones en el país, las exportaciones seguirán disminuyendo y con ello el empleo para los bolivianos será cada vez más precario.

Oruro, que se constituye en una región que por sus características geográficas está llamada a contar con un elevado flujo comercial, respecto a los demás departamentos y en beneficio del país, no cuenta casi con ningún beneficio extra. Ni siquiera con la mejor y más grande aduana del país, y por supuesto, menos con recursos extras, ya que al ser estos impuestos coparticipables, nos llega solamente un 5 % de lo recaudado, pese a que contribuimos con más de un 65 %, solo hablando del 2018.

Por otro lado, después de que volvimos a recordar nuestra pérdida territorial y de nuestras costas al Pacífico, nuevamente vino a nuestra mente el Tratado de 1904 y nuestro último fracaso en La Haya, y con esto, fuimos testigos de desacertadas declaraciones por parte de las principales autoridades del país, afirmando que debemos boicotear el comercio con Chile y pensar en otras vías de acceso para el comercio internacional. Como vimos, sería casi una locura pensar en cambiar las rutas comerciales establecidas por años, no sólo por la capacidad de compra boliviana, sino porque existe una estructura comercial mundial que concentra el comercio en estos importantes Puertos. Asimismo, no es posible, bajo ninguna circunstancia que el orgullo y la reivindicación marítima estén por encima de los negocios, ya que gran parte de la población boliviana y especialmente la de Oruro, vive y come todos los días de esta relación comercial con Chile.

Por último, si bien no podemos perder la esperanza de que algún día las costas marítimas volverán a su Patria Madre Bolivia, por ahora deberíamos concentrarnos en afianzar el Tratado de 1904, mejorar los servicios y la infraestructura para el comercio internacional, no sólo para las importaciones, sino también para las exportaciones, y con eso, estaremos seguros de que cada día que pasa, estaremos más cerca del mar anhelado.

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