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Domingo 07 de abril de 2019

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Revista Dominical

El retorno de Wilson Mendieta Pacheco

07 abr 2019

Por: Juan José Toro Montoya - Presidente de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí

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Prolífica, útil y apreciada, la vida de Wilson Mendieta Pacheco se apagó el 9 de julio de 2005. Contaba 74 años pero, en el momento de partir, todavía tenía mucho para dar.

Aunque nacido en Padcaya, Tarija, quienes trataban con él, en el interior y exterior del país, lo daban por potosino debido a que él hablaba siempre de esta tierra. Lo hacía con devoción, con un cariño que les falta a muchos potosinos. Tanto quiso a Potosí, cuya ciudadanía adoptó abiertamente, que llegó a ser conocido como "el mejor potosino que parió Tarija".

Su partida se sintió porque, con Mendieta, no sólo se iba el director de la Casa de Moneda? también partía el periodista que fundó radio Kollasuyo y el periódico El Siglo, el bolivianista que predicó una cultura de paz y el escritor que debutó con poemas allá, en la chura Tarija, antes de emprender viaje a Potosí en un camión cargado de cebollas.

El vacío que dejó no pudo ser llenado? hasta ahora.

Aún sin pretenderlo, sus hijos, Pablo y Patricia, encontraron la manera de devolverlo a Potosí: donarán su biblioteca para uso público. A partir del momento en que ésta se abra -todavía temporalmente en el colegio Pichincha-, estará a disposición del público que podrá ver los libros que coadyuvaron a la formación del último gran custodio de la Casa de Moneda. Si lo desean, podrán instruirse con su lectura y repasar, aunque sea superficialmente, la vida de don Wilson.

Aún sin pretenderlo, sus hijos, Pablo y Patricia, encontraron la manera de devolverlo a Potosí: donarán su biblioteca para uso público. A partir del momento en que ésta se abra -todavía temporalmente en el colegio Pichincha-, estará a disposición del público que podrá ver los libros que coadyuvaron a la formación del último gran custodio de la Casa de Moneda. Si lo desean, podrán instruirse con su lectura y repasar, aunque sea superficialmente, la vida de don Wilson.

Es una manera de volver al Potosí que tanto quiso y, esta vez, para quedarse.

SU ALMA

En 2003, en un acto realizado en la Casa de Moneda, que él dirigía, Mendieta presentó, enmarcadas, las fotografías ampliadas de las monedas de ocho reales que eran acuñadas en esta ceca en tiempo coloniales. Junto a ellas estaba un texto que decía "El dólar nació en Potosí" y su explicación.

Era sencillo. Las monedas acuñadas en Potosí circulaban en todo el mundo entre los siglos XVI y XVII y eran conocidas como pesos españoles. Fue la primera divisa de circulación mundial. El escudo que llevaban, donde destacaban las columnas de Hércules, y la letra "S", que era la que más destacaba en la marca de ceca de Potosí, formaron el signo del dólar. Esta versión, confirmada 12 años después por el experto Glenn Stephen Murray Phantom, había entusiasmado tanto a don Wilson que no dudó en hacerla pública.

Hablaba de la historia de Potosí en todo tiempo y lugar. Cuando viajaba en delegaciones de periodistas al exterior, se encargaba de promocionar a Potosí con tanto entusiasmo que su faceta más conocida fue la de historiador.

Pero su biblioteca revela otra cosa. Allí hay más libros de literatura y eso descubre la verdadera vocación del custodio. Comenzó escribiendo cuentos y poemas pero el periodismo lo secuestró y sólo lo dejó ir cuando él hizo un pacto con la historia. Aun así, no pudo volver a su primer amor, la literatura.

DOS NOVELAS

Catalogar la biblioteca de Wilson Mendieta tomará tiempo pero, por de pronto, quienes nos acercamos a ella identificamos dos novelas que, pese a que fueron premiadas, han pasado al olvido.

Una de ellas es "No haya paz en tu tumba", de Rubén Ochoa Uribe, ganadora del gran premio de novela 1976 del certamen Franz Tamayo, recientemente recordada en la antología de Martín Zelaya, que está acompañada de la invitación al acto de entrega de premios que formulara en 1978 el entonces alcalde de La Paz, Mario Mercado Vaca Guzmán.

La otra es "Ithapallo", la única novela publicada de Ricardo Bohórquez Ramírez, uno de los últimos integrantes de Gesta Bárbara oficialmente reconocidos como tales por Carlos Medinaceli.

Ambas obras están dedicadas con palabras de grandes hombres para un gran hombre. Y, desde luego, llevan sus firmas así que son ejemplares dignos de exhibición.

La biblioteca de Wilson Mendieta será entregada este 1 de abril en Potosí, en homenaje a los 88 años de su nacimiento. Se espera que sea su retorno intelectual a la vida.

Azúcar y cebolla

Wilson Mendieta Pacheco comenzó su aventura periodística en La Paz y aun obtuvo una beca que le llevó hasta España pero fue en Bermejo, centro petrolífero y azucarero, donde inició su epopeya.

El 6 de Agosto de 1962 se inauguraba radio Bermejo, "la voz de la frontera sur", merced al esfuerzo compartido de Mendieta, Nelson Aguirre Vaca y la habilidad técnica del potosino Florencio Doria Medina.

El sueño duró poco porque la difícil situación económica en la población fronteriza, ocasionada por la fluctuación cambiaria con la Argentina, determinó que se decidiese paralizar emisiones.

Florencio Doria Medina se había contactado en Potosí con Nicanor Bravo Corella quien propuso la formación de una sociedad para fundar una radioemisora en esa ciudad.

Fue por eso que un buen día de 1966, Wilson Mendieta tomó la torre metálica que había donado Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos a la acallada radio Bermejo y abordó el primer camión que quiso llevarle hasta la Villa Imperial, uno que estaba cargado de cebollas.

Aunque don Wilson ya había conocido algunos lugares turísticos de Europa, particularmente de España, la riqueza arquitectónica de Potosí le subyugó.

Fue amor a primera vista.

Los primeros días en la colonial ciudad fueron de intenso trabajo, estudio de mercado, instalación de la torre, monitoreo de las radios ya existentes? pero el recién llegado se daba tiempo para pasear por las estrechas calles y respirar su aire antañón.

Pero el amor no se limitó al cariño despertado por la legendaria villa. En Potosí, Wilson Mendieta Pacheco conoció a quien sería su compañera de toda la vida: Hortensia Ossio Villalpando.

El 20 de enero de 1968, Wilson y Hortensia unieron sus vidas y él comprendió que su vida de nómada había terminado. Después vinieron los hijos, Patricia y Pablo, quienes se encargaron de apuntalar las raíces de Mendieta en Potosí.

Y mientras transcurría el tiempo, el periodista escribía capítulos importantes en su vida.

Primero vino radio Kollasuyo, en febrero de 1967; después el periódico El Siglo, la Casa de Moneda y la última de sus aventuras: hostal Libertador.

Aunque jamás olvidó sus raíces tarijeñas, es obvio que Wilson Mendieta es ahora más potosino que muchos.

Yo le escuché repetir varias veces esta frase: "potosino es quien vive por y para Potosí".

Nunca me fijé demasiado en el origen de las personas pero me llamó la atención un detalle: Wilson Mendieta Pacheco nació un 1 de abril, el mismo día en que nació Potosí.

(**) Este texto fue tomado de "Don Siglo", artículo publicado por el autor el 24 de noviembre de 1996 en El Diario, de La Paz, del que entonces era su corresponsal en Potosí.

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