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Domingo 07 de abril de 2019

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Cultural El Duende

Herencias de la literatura boliviana

Cristóbal de Molina "el chileno"

07 abr 2019

El texto forma parte de la obra "Nueva Historia de la Literatura Boliviana" - Tomo II - Literatura Colonial - Acápite "Narrativa colonial" - "Cronistas coloniales" (La Paz-Cochabamba. Editorial Los Amigos del Libro, 1990) del escritor, novelista narrador, investigador y ensayista orureño Adolfo Cáceres Romero

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Cristóbal de Molina "el chileno". Cronista español que vivió entre 1494 y 1580. Su apodo no es ningún gentilicio; en parte, se lo llama "el chileno" para distinguirlo de su homónimo Cristóbal de Molina, el cusqueño, que también era un cronista contemporáneo suyo. "El chileno", le cabe por haber participado junto a Diego de Almagro en la conquista de Chile, entre 1535 y 1536, en su condición de religioso. En tal sentido, también ha debido participar, con sus bendiciones, en la fundación de Paria y Tupiza, los primeros poblados bolivianos que fueron fundados por los españoles, en 1535. Cristóbal de Molina, nació en Leganés, municipio de la provincia de Madrid, en 1494. Como muchos cronistas e historiadores compatriotas suyos, su visión del Nuevo Mundo comienza en Santo Domingo y Panamá, ciudades donde residió algún tiempo. En 1551 fue "Sochantre" de la Catedral de Lima, esto es: Director del coro para solemnizar los oficios religiosos más importantes.

Al año siguiente, según Jiménez de la Espada, habría concluido la redacción de su relación índica, manuscrito que por no llevar fecha ni firma se presta a confusiones, pues Porras Barrenechea piensa que bien pudo ser escrito por Bartolomé de Segovia, religioso que también estuvo presente en la conquista de Chile. Posteriormente sabemos que Cristóbal de Molina volvió a Chile. En 1561, junto a Hurtado de Mendoza, participó en la conquista de Cuyo. Sin precisar fecha, Juan Siles Guevara afirma que también estuvo por un tiempo en Charcas. Finalmente, falleció en Chile, en 1580.

Al año siguiente, según Jiménez de la Espada, habría concluido la redacción de su relación índica, manuscrito que por no llevar fecha ni firma se presta a confusiones, pues Porras Barrenechea piensa que bien pudo ser escrito por Bartolomé de Segovia, religioso que también estuvo presente en la conquista de Chile. Posteriormente sabemos que Cristóbal de Molina volvió a Chile. En 1561, junto a Hurtado de Mendoza, participó en la conquista de Cuyo. Sin precisar fecha, Juan Siles Guevara afirma que también estuvo por un tiempo en Charcas. Finalmente, falleció en Chile, en 1580.

En cuanto a la importancia de su "Relación de muchas cosas acaecidas en el Perú", citando palabras del propio Cristóbal de Molina, el investigador peruano Francisco Carrillo Espejo dice: "Cristóbal de Molina es de especial interés para nosotros por ser posiblemente el primer cronista que se identifica con el Perú conquistado, con el indio, con los Incas; es el primer cronista que se extiende en la descripción de las crueldades de los españoles, en los destrozos humanos y materiales que causan".

Para entender los propósitos de su crónica, transcribimos el amplio título del manuscrito:

"J.H.U. - Relación de muchas cosas acaecidas en el Perú, en suma para atender a la letra a la manera que se tuvo en la conquista y poblazón destos reinos, para entender con cuánto daño y perjuicio se hizo de todos los naturales universalmente desta tierra, y cómo por la mala costumbre de los primeros se ha continuado hasta hoy la grande vejación y destruición de la tierra, por donde evidentemente parece faltan más de las tres partes de los naturales de la tierra, y si Nuestro Señor no trae remedio, presto se acabarán los más de los que quedan; por manera que lo que aquí trataré más se podrá decir destruición del Perú, que conquista ni población."

La "Relación de muchas cosas acaecidas en el Perú" es una obra que fue publicada bajo diferentes títulos, teniendo una edición cuidadosa en la "Biblioteca Peruana", tomo III y en "Crónicas Peruanas de Interés Indígena", ambas en 1968. Esta crónica trata de la conquista del Tawantinsuyo, especialmente en torno a los sucesos acaecidos en el Perú, y algo de lo que se desarrolla en Quito y Chile, pasando por lo que hoy es territorio boliviano, puesto que en ese entonces, Paria y Tupiza eran poblados de mayor importancia, como se puede apreciar en el fragmento que reproducimos luego. Un aspecto estilístico que advierte Francisco Carrillo Espejo en el tratamiento del tema es que en esta obra "Hay cierto desorden en los trazos narrativos, desorden que se explica por la necesidad que siente el autor de cortar el hilo de la historia para exponer un acto de barbarie que merece especial descripción. Podría decirse también que su descripción "moralista" tiene a simplificar el hecho histórico. Y al lado de su sencillez, su mayor adorno es la vehemencia de su mensaje no importa si es ideológicamente limitado". Limitación que se debe a la época y a las circunstancias en las que se instaló la conquista española, diríamos nosotros, lo que en parte también explica su "descripción moralista", pero no con el propósito de "simplificar el hecho histórico" propiamente.

Para tener una idea de su lenguaje, reproducimos el fragmento aludido:

LOS ESPAÃ?OLES RANCHEAN

Y ESCLAVIZAN A LOS INDIOS

El Adelantado Almagro, después que se vido en el Cuzco desarmado de su gente, temió el Marqués no le prendiese por las alteraciones pasadas que había tenido con sus hermanos, como ya hemos dicho, y dicen que por ser avisado de ello tomó la posta y se fue al pueblo de Paria donde estaba su capitán Saavedra, y no paró allí porque traía gran determinación de hacer el descubrimiento de Chile, y dejó mandado al capitán Saavedra que fuese en su seguimiento, y él con diez o doce de caballo se fue adelante por el camino real hacia las provincias de los Chichas, cuya cabeza el pueblo de Topiza, donde dijimos que le estaba esperando Paulo Topa Inga y Vilahoma, y en el camino le vino posta del Cuzco que le avisaban que le convenía no hacer aquel viaje y descubrimiento, porque el Obispo de Panamá, Berlanga, había llegado a la costa del Perú y venía a partirle los límites de su gobernación con el Marqués Pizarro. Y esto era verdad: pero como el Adelantado iba cebado de codicia y la ambición de señorear grandes reinos por la noticia que le daban los indios falsos de las riquezas y gentes de la tierra de Chile, no tuvo en nada la tierra en que estaba, y la dejaba y permitía destruir de los que llevaba porque le siguiesen muy contentos y alegres en el dicho descubrimiento. Verdad es que algunas cosas castigaba y reprendía, pero eran muy pocas y con muy liviano castigo pasaba por todo. Sacaron los españoles de lo poblado y términos del Cuzco para el descubrimiento gran cantidad de ovejas, ropa y materiales que llevaban; los que de su voluntad no querían ir con ellos, en cadenas y sogas atados, y todas las noches los metían en prisiones muy agrias y ásperas, y de día los llevaban cargados y muertos de hambre; lo cual entendiendo los naturales no los osaban esperar en sus pueblos y dejábanles sus haciendas, mantenimientos y ganados, libremente, de lo cual se aprovechaban; y cuando no tenían indios para cargas y mujeres para que les sirviesen, juntábanse en cada pueblo diez o veinte españoles o cuatro o cinco, o los que les parecían y, so color que aquellos indios de aquellas provincias estaban alzados, los iban a buscar, y hallados los traían en cadenas y los llevaban a ellos y a sus mujeres e hijos, y a las mujeres que tenían buen parecer tomaban para su servicio y más adelante; que por nuestros pecados muy poca cuenta tenían, con si eran cristianas las indias o no, ni se trataba de tal cosa, y el que lo trataba fuera tenido por hipócrita si metiera mucho la mano en ello; casi no había viernes ni sábado porque también se comía carne como en los otros días, y muy contados eran los españoles que tenían cuenta con esto; algunos españoles, si les nacían potros de las yeguas, que llevaban los hacían caminar en hamaca y en andas a los indios, y otros por su pasatiempo se hacían llevar en andas, llevando los caballos del diestro porque fuesen muy gordos.

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