Jueves 04 de abril de 2019

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Las nuevas TecnologÃas de la Información y la Comunicación (TICs) no sólo trajeron beneficios y acercaron más a las sociedades, sino que también desarrollaron terrenos intangibles para crÃmenes que no eran conocidos antes de aquellas.
El cyberbullying, cuyo equivalente en español es ciberacoso, es uno de ellos. También conocido como acoso virtual o acoso cibernético, es el uso de redes sociales para acosar a una persona o grupo de personas mediante ataques personales, divulgación de información confidencial o falsa, entre otros medios.
Como se puede ver, esa definición encaja perfectamente en la actitud de los denominados "guerreros digitales" que, al margen de su labor propagandÃstica a favor del partido en función de gobierno, se dedican a acosar a otras personas en las redes sociales y muchas veces a agredirlas mediante una escritura en la que predominan la ignorancia y las faltas ortográficas.
Muchas veces pasan la lÃnea del acoso a la del ataque y se dedican a ofender e insultar incurriendo en figuras penales como la injuria, difamación y calumnia. Si cometen delitos, son delincuentes y, si cometen crÃmenes, son criminales. Lo terrible, y paradójico, es que esta actividad antisocial es patrocinada por el gobierno que les paga sueldos con recursos públicos. Puede que exista una cantidad de personas que trabajan sin paga, pero lo hacen con el fin de ser incluidos posteriormente en las listas de los que sà lo hacen. Es másÂ? varios oficialistas dijeron que la paga para estos "gerreros" (la omisión de la "u" es intencional) saldrá de los sueldos de estos, como si estos, a su vez, no provinieran de las arcas del Estado.
Pero el ciberacoso no se limita a las redes sociales. Los criminales cibernéticos aprovechan del anonimato que brindan otros medios, como el correo electrónico, para causar daño a sus vÃctimas y el recurso más común es el desprestigio.