Miercoles 03 de abril de 2019
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Como se recordará, se realizó no hace mucho en Sucre el 171 periodo de las sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la misma que promovió una gran expectativa y esperanza, no obstante la advertencia de que "por ética", ningún tema vinculado al paÃs anfitrión puede ser parte de la agenda; por consiguiente, tampoco se abordarÃan sus problemas por más que se los conozca.
Se rodeó el evento de condiciones inadecuadas para una reflexión serena y comprensiva. "El gobierno copó las audiencias públicas con dirigentes allegados, y politizó el evento a tal extremo de que no permitió ver sino de una forma parcial y distorsionada la realidad boliviana sobre derechos humanos", dijo la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia", Amparo Carvajal.
Pese a los inconvenientes que genera una muchedumbre, tanto el oficialismo como la oposición buscaron con afán el logro de sus propósitos. La cosa era no permitir que el rival logre sobreponerse, aunque el meter bulla no sirvió más que para crear una impresión pasajera. Es posible que la Comisión, al abandonar el paÃs, haya volcado la página; lo que escuchó ni siquiera iba a considerarse como denuncia sino simplemente como información. Nicaragua aguardó siete años para obtener alguna respuesta. Teniendo como referencia ese tiempo, todas las dictaduras en el mundo pueden tranquilamente consolidarse.
