Dadas las muchas experiencias de procesos electorales y de referendos, la colectividad nacional se apresta a ser testigo, nuevamente, de posibles actitudes y conductas poco decentes por parte de una buena parte de la militancia de los partidos políticos que no siempre saben honrar la confianza de los candidatos a quienes dicen representar y en cuyo nombre muchas veces cometen actos contrarios al respeto, la decencia, la limpieza y otros principios que deberían cumplir.
Existen falsos criterios en muchos militantes de los partidos políticos y alianzas que creen "servir muy bien" a los candidatos cometiendo o demostrando conductas nada apropiadas con el respeto que merece la colectividad nacional: utilizan letreros pintarrajeados en paredes y en telas y papeles que no corresponden, que están reñidos con la educación y la limpieza; profieren palabrotas en desfiles y manifestaciones y muestran actitudes reñidas con la moral especialmente contra los que consideran rivales; en fin, hay militantes que han equivocado en el pasado conductas que ofenden o maltratan a sus candidatos; y con ello no lograrán las simpatías y el apoyo del posible votante; al contrario, desperdician un voto con sus actitudes que resultan contraproducentes en todo sentido.
Hay pintarrajeados en las ciudades que por disposición de las respectivas alcaldías, debían ser limpiadas por quienes figuran en esas propagandas o por sus partidos que los propiciaron; pero, hacen caso omiso de las recomendaciones y hasta amenazas de multas y denuncias expresas ante el Tribunal Supremo Electoral para que "en caso de no limpiar lo ensuciado" se les anule la personería jurídica; pero, igualmente, nadie obedece y los municipios, por su parte, utilizan la frase "dejar hacer y dejar pasar" y olvidan todo y paredes de las ciudades continúan embarradas y sucias.
Lo interesante de todo esto es que los candidatos y quienes los apoyan hacen alarde y manifestaciones en sentido de que "guardan los respetos y consideraciones del caso al pueblo y ello los obliga a obrar con altura y decencia"; pero, a ninguno se le ocurre cumplir con lo expresado y, por lo menos, instruir la limpieza de lo que han hecho mala propaganda sus partidarios; muestran con esto, una vez más, que "la propaganda y la publicidad consigue todo especialmente cuando el candidato lo hace de boca propia".
Los partidos y alianzas y coaliciones que propicien a cualquiera de los candidatos deben mostrar compostura hasta en la forma en que hacen su propaganda; demostrar que es posible ser decentes, limpios y respetuosos con el pueblo, hacerlo con hechos, con pruebas tangibles y no solamente de palabra.
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