La pobreza una amenaza latente

El tema de la pobreza es un aspecto sumamente delicado y que por lo mismo mueve muchas cifras, algunas como las que utilizan nuestras autoridades para demostrar que este rubro de orden social ha disminuido de manera ostensible en el curso de los últimos años, reconociéndose que todavía está vigente cierto porcentaje de "extrema pobreza" radicada en el área rural, aunque hay quienes afirman que se la observa en los "cinturones marginales" de varias ciudades del país.

Parecería que por la diversidad de opiniones, procedencia de informes, nivel de autoridades y algunos otros detalles no coincidentes en cifras porcentuales, el asunto de la pobreza se observa desde varios ángulos, con diferentes lentes y de acuerdo a circunstancias apropiadas que se manejan en los diferentes niveles de las instituciones del Estado, organismos laborales y empresariales, además de los grupos sociales que son parte de las condiciones de pobreza media o de la extrema pobreza, sin tener a mano los instrumentos prácticos para calificar numéricamente los extremos.

Cuando se acude a los informes sobre la materia, hay proximidad entre ciertos organismos, coincidiendo en el hecho de que de todos modos en Bolivia se redujo la cantidad de "medios pobres" y en una cantidad reducida bajó el número de ciudadanos en extrema pobreza. A propósito del tema, la Cepal muestra que en 2017 el índice de pobreza fue de 35,2 por ciento, el INE tiene un índice de 36,4 % y Naciones Unidas en otra escala dice que la pobreza disminuyó 3,3 puntos y la pobreza extrema 1,2 puntos. Hay proximidad en algunos datos, y se supone la fiabilidad que se tiene con cifras otorgadas por organismos internacionales. Sin embargo para nuestro medio e idiosincrasia, la referencia válida correspondería al INE que en el tema que nos ocupa, señala que "la pobreza en Bolivia se redujo 23,3 puntos entre el 2007 al 2017 y en el caso de la pobreza extrema la reducción fue de 20,6 puntos".

En todo caso el fenómeno es resultado del uso de recursos económicos que se lograron con la venta de nuestras materias primas a precios excepcionalmente buenos, tanto para el petróleo como para el gas y de refilón para los minerales. Esos ingresos extraordinarios fueron distribuidos en el país a través de bonos y programas especiales, lo que permitió un periodo de auge con dinero en la mano y por lo mismo con menos pobres financieramente hablando. El hecho llegó en menor proporción a los extremos donde también disminuyeron los más pobres.

Todo este movimiento evidentemente que ha generado un cambio en la economía boliviana, aunque los observadores señalan que los beneficios directos para la población pudieron ser mayores de haberse tomado previsiones de ahorro y de evitar gastos suntuarios que disminuyeron el uso distributivo de más recursos provenientes de la subida del precio del barril de petróleo de 20 a 150 $us, y en otro rubro el caso del estaño de 2 a 15 $us la libra fina. En los dos casos, sin contar otros, los ingresos subieron y es innegable que la pobreza disminuyó.

Pero hay una advertencia que debe ser tomada en cuenta y es el anuncio de la Cepal sobre el riesgo a nivel de toda la región de sufrir un descenso de ingresos debido a la incontrolable competencia de los países industrializados y el manejo que tienen sobre los precios de las materias primas. Para evitar esos contratiempos es que se necesita un "fondo de reserva financiera" que evite volver a la pobreza.

Fuente: LA PATRIA