La verdadera igualdad

El vocablo igualdad en su implementación efectiva y correcta y que cada uno sienta esa igualdad en sus actos y relaciones sociales, acusa adicionales interpretaciones, precisamente para que se suscite la traslación del concepto de lo genérico a lo concreto. La igualdad es fundamental para las mujeres, para equilibrar al mundo de esta grave distorsión social, pues aquéllas no obtienen aun la plenitud de la igualdad.

Lo expuesto sucede porque se desprenden consecuencias que pueden afectar al orden público e irrumpe la confusión debido a que el origen de la igualdad reposa en la determinación si la idea de la igualdad representa o corporiza una realidad o es pura teoría.

El error es un trasunto de pretender considerar sólo al hombre en esta distinción cuando se debería imperativamente considerar a mujeres y hombres en sus condiciones naturales y en sus características como integrantes de una sociedad organizada.

Es evidente, en mujeres y hombres existen diferencias por los diversos grados de inteligencia, fortaleza, iniciativa, de valor o coraje, empero, estas diferencias pueden ser favorables uno u otro género, lo que conforma la igualdad en este ámbito. Estas diferencias deben asumirse en el sentido que miembros de una sociedad, mujeres y hombres, tienen plena aptitud para gobernar sus actos por sí mismos, otros las tendrán disminuidas.

De ahí que el concepto igualitario referido a mujeres y hombres, no ya idénticos, pues ello es imposible, de características semejantes dentro de una normalidad natural. Esto repercute ineluctablemente en las relaciones sociales y políticas, sin tener en cuenta otro género de desigualdades que, como las económicas, no tienen origen natural sino social.

Importantísimo es, cuando en términos de Derecho se refiere a la igualdad, lo que se quiere afirmar sin ápice de desviación es que la ley no establece distinciones individuales respecto a mujeres y hombres, ya que se les reconoce taxativamente los mismos derechos y posibilidades. Así, todas las personas, mujeres y hombres son iguales ante la Constitución, pilar fundamental de todo ordenamiento jurídico, sin distinción de religión, razas, ideas políticas o posición económica.

Este sentido de la igualdad es un ideal logrado a medias a través de muchos siglos y luchas porque se ve contrariado, aun ante la terminante declaración jurídica de derechos y posibilidades, por la persistente discriminación a las mujeres, que mantiene postergada la plenitud de la igualdad.

*Es abogado, posgrados en Alta gerencia para abogados. Interculturalidad y Educación Superior, Filosofía y Ciencia Política (maestn), Arbitraje y Conciliación, Derecho Aeronáutico, doctor honoris causa (IWA,

Cambridge University, USA)