Domingo 18 de julio de 2010
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Editorial y opiniones
Algo más que palabras
Los políticos españoles tienen varios problemas
18 jul 2010
Por: Víctor Corcoba Herrero
España necesita muchas reformas, cierto, la de los políticos también. Ellos, que concurren a la manifestación de la voluntad popular, deben asumir sus responsabilidades y ocupar la puerta de servicio antes que la puerta del poder. A diario nos sirven en bandeja una retahíla de problemas en lugar de resolverlos. En ocasiones, el político por si mismo ya es el problema. Le señalan y no abandona el sillón hasta que no recae condena explícita. Para muchos es su medio de vida. Jamás han trabajado en otra cosa. Por ello, el interés de su bolsillo es antes que el interés del Estado, y, a veces, están más enfrascados en proteger la seguridad de su puesto de poder que en asegurar progreso social para todos. El político decente lo dejaría al primer síntoma de sospecha.
Otra de las contrariedades es la mediocridad política, lo mejor que harían algunos es no despegar los labios. En lugar de buscar soluciones generan contiendas inútiles, absurdas, sectarias, o sea, una riada de problemas innecesarios. Como aquellos que ponen en entredicho la unidad de la nación española o la lengua de Cervantes, que tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla todos los españoles, o la independencia del poder judicial, que no debe admitir intromisión política alguna. El político honesto se apartaría de ser un ciudadano de partido y sería un ciudadano de Estado, con altura de miras, un señor libre que piensa más en las próximas generaciones que en las próximas elecciones, que respeta y cuida la división de poderes de Montesquieu.