Abrir caminos a las inversiones

Desde hace varios años, por razones que parecen baladíes, nuestro país se encuentra a la zaga de los que reciben inversiones foráneas y, además, renuente a que los posibles capitalistas nacionales inviertan simplemente "porque no estarían dadas las condiciones de garantías, seguridad y campo libre para exportar", según el criterio de muchos empresarios que han visto constreñidas sus intenciones no solamente para ampliar sus actuales dependencias productivas sino para invertir más cantidad de dinero y tecnología.

Existen temores - que las autoridades podrían despejar fácilmente, si se propusieran - en los inversionistas a las presiones tributarias y a las acciones de una burocracia casi siempre considerada insensible a la que no interesa si hay inversiones o existen garantías para mejorar las condiciones económicas del país ya que ellos se encuentran satisfechos por los beneficios directos (sueldos y salarios) o indirectos que reciban mientras tengan el cargo que desempeñan. Frenar el contrabando, impedir las acciones criminales en las fronteras reprimiendo a los contrabandistas, decomisando mercadería ilegalmente ingresada y puestos en manos de la justicia a los autores, son factores que siembran confianza, que permiten creer en el país y en la fuerza legal de las autoridades.

La minería sería un campo propicio para las inversiones; pero, lo que ocurre, por ejemplo en Huanuni que siendo una de las "grandes minas y habiendo sido la más productiva y con mayores ganancias" ha quedado en situación deficitaria y con mayor número de trabajadores aunque precisa para producir más y mejor volver a los 700 que tenía originalmente y que se ha elevado a más de 4 mil. El robo incontenible de minerales y las acciones poco efectivas de policías y fuerzas militares para reprimir la ilegalidad, son factores que desalientan. La existencia de lo que se considera territorio libre como se califica al centro cocalero del Chapare, es otro factor que no sólo lamenta el extranjero sino que le infunde temor porque es sabido que la coca que se cultiva es materia prima importante y vital para la fabricación de drogas.

Existen, pues, muchos factores negativos que impiden tomar aliento a los capitalistas para invertir en Bolivia y prefieren derivar sus intenciones a otros países como Perú, Chile, Argentina, Ecuador, Brasil y Paraguay que han recibido, en los últimos años importantes partidas de dinero y tecnología que les ha permitido desarrollarse y crecer notablemente.

No debe extrañar, pues, que haya susceptibilidades en quienes querrían venir a Bolivia; sus temores, muchos de solución rápida, son notorios y justificados. Y es el gobierno que debería adoptar las medidas más severas para frenar todo lo que atenta contra el país y provoca que haya desconfianza, que los temores impidan las inversiones; evitar también la proliferación de aumentos salariales que dan inseguridad a la economía y, además, temor de que el doble aguinaldo se institucionalice. Es posible mejorar el sentir de los inversionistas creando las condiciones para ello.