Vadik Barrón: el poeta boliviano nacido en tierra extranjera

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Espejo [1]*

En este espejo devorado por las hormigas del tiempo y la mala luz todavía habitan cachinas, trompos y consolas de atari, ansias deportivas, amorosas, profesionales. En esta grieta se adivina la natural disposición de los fantasmas para desdoblarse. En la lumbre del reflejo habitan civilizaciones insomnes sin dioses ni parentescos: tribus baldías, corazones exhaustos, tiempo sobre tiempo sobre tiempo como un glaciar hosco y flotante que agranda la herida del pecho. La necedad necesaria de aferrarse a una estúpida sonrisa salvavidas.

El artista boliviano, Vadik Barrón Rollano, nace en la ciudad extranjera de Moscú, mayor metrópoli europea. Respira el aire frío y mira las cúpulas multicolores, los grandes predios, el río, las barcas, los pájaros y los niños saltando en la nieve. Imágenes que permanecerán difusas en su mente, y, más tarde, salpicarán un verso de algún poema.

El escritor y cantautor tiene nombre eslavo; quizás, sus padres le llamarón Vadik, para recordar a propios y extraños que él nació en Moscú, Rusia, en 1976.

Después del vago espectáculo, de vivir en una gran metrópoli, el polifacético artista, aún niño, viene a Bolivia, la tierra paterna: su patria.

El poeta boliviano creció en las altas tierras de los Urus: Oruro; donde todo es cielo y planicie colmado de nostalgia. Y es ahí, donde se inicia en el arte, formando parte de varios colectivos artísticos. Hasta que en 1998 se trasladó a La Paz donde continuó su formación artística.

Vadik Barrón Rollano es cantante, compositor, músico, escritor, artista y poeta.

Como músico, con más de 20 años de trayectoria, integró el trío Abisal (Oruro, 1995-97), la banda de rock Aisha (La Paz, 1998-2002), con la que registró el single Pueblo del Viento" (2000) y posteriormente fundó Camaleón, con quienes grabó "Camaleón" (2003), "Origami" (2005) y "Veneno" (DVD, 2008). En el 2007 lanza su carrera musical como solista con el álbum "Astronauta"; en el 2008 editó "Minimalia"; en el 2009 "Los Diarios"; en 2012 "Ovni" y en 2014 "Efectos Personales". En 2016 estrena "Tragaluz" en formato DVD + libro y el álbum "Agua" y "Suite Bee" (2018).

Los discos de Vadik tienen una unidad y consistencia, sonora, temática e instrumental.

Como cantautor, estuvo en escenarios de Bolivia, Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Dinamarca, España, Francia, Perú, Suiza y Uruguay.

La música del moscovita boliviano, Vadik Barrón, integra elementos del pop, del rock y de la música boliviana y latinoamericana. Logrando un cancionero diverso, intimista de múltiples influencias. Las letras de sus composiciones están marcadas por extraordinario poder poético, lo que destaca el músico y compositor, al tiempo que justifica el gran bagaje literario del cantautor.

Como poeta, Vadik ha recibido numerosos premios:

Mención de Honor en el Premio Nacional de Poesía 2011;

Ganador del Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal 2013, con el poemario "El arte de la fuga";

Ganador del Premio Eduardo Abaroa en Categoría Pop-Rock 2013;

Ganador del XLV Concurso Municipal de Literatura Franz Tamayo 2018, entre otros.

Ha publicado los siguientes libros:

"Cuaderno Rojo" (2002); "Poem", (2008), Editorial Yerbamala Cartonera, reeditado por Catafixia Editores de Guatemala, (2011); "Rocanrol y canciones del Futuro" Plural, (2011); "Los Espejos Sonoros", Editorial 3600, (2014) y "El Arte de la Fuga", Plural Editores, (2014), y el libro de prosa "Minoría Absoluta" (Editorial 3600, 2014); "Tren a la isla", Editorial 3600, (2017); "Matrioshka", Editorial 3600, (2017); "Maniquí", editorial 3600, (2018).

Formó parte de la Primera Muestra de Poesía contemporánea en Santa Cruz el 2006; representó a Bolivia en el 4to. Festival de Poesía Latinoamericana "Salida al Mar" en Buenos Aires y Rosario, 2007; y en los 2do. y 9no. Festival Internacional "Poesía a Cielo Abierto", Lima - Barranca, Perú, (2008 y 2015).

Además, participó de varias antologías nacionales e internacionales, como también, en revistas y publicaciones impresas y virtuales.

En el 2006 fue coeditor de la revista de rock boliviano "Peluche Tóxico". Colabora en distintas revistas y suplementos culturales bolivianos y latinoamericanos.

Vadik Barrón es parte de la nueva generación de escritores, los que yo llamo "escritores del siglo XXI":

-Que se caracterizan por contar en verso o prosa fragmentos, de vidas que se envolvieran en variadas manifestaciones y eventos, con profundo sentimiento; que, adoptan credos estéticos radicales que están en contra de las normas artísticas tradicionales, por ende, experimentan nuevas técnicas en el uso del lenguaje, sumado a la irrestricta libertad verbal; que, por la incesante búsqueda de originalidad en la creación literaria, consiguen expresar momentos de la realidad de forma sencilla, aunque arduamente realista, pero con picos de extremo dolor o romanticismo que atenúan y llenan de sentimiento las líneas trazadas por cada "escritor del siglo XXI".

En la escrita de Vadik Barrón, se puede observar una despreocupación con elementos estéticos construidos con cautela para dar grandilocuencia a las escenas, no hay rebuscamiento. Por el contrario, se percibe una tendencia bastante casual por un naturalismo rescatado, una admiración por la patología del común, del no-enriquecido, como el más puro y verdadero modo de expresar sus versos o enredos� Busca nuevas maneras de plantear los poemas sin perder la musicalidad. Por ser militante de los sentidos su escritura está forrada de pasión y de un contacto próximo con la esencia del deseo del individuo. Posee intensidad, fuerza, algo de pureza, realismo de manera directa, una multivisión arriesgada y honesta con mucha fineza de estilo; su escritura denota la agudeza y la percepción de Vadik para tratar la esencia, de lo que existe de más profundo en el ser humano.

Así, cruzando las fronteras entre el poema y la canción camina, (con los sueños a cuestas, una guitarra en la mano, un poema en el bolsillo), el cantautor Vadik Barrón: el poeta boliviano nacido en tierra extranjera.

O-ru-ri-to **

La luz que se apaga en los dormitorios,

La Virgen silente en su cielo añil,

Esas cabizbajas sin luz y sin novio,

mi infancia, los cerros, kantutas de abril.

La avenida cívica mojada con globos,

el rostro asado encarando a lobos,

el horroris vacui de los extramuros

un gran cementerio con vida social

el tren que llegaba desde Totoral

y traía en su panza a mi viejo hasta Oruro.

*Vadik Barrón Rollano, "Maniquí", Editorial 3600, (2018).

** Vadik Barrón Rollano, "Los espejos sonoros", Editorial 3600, (2014).