Perjudicial migración ciudadana

Si bien se manifiestan ciertos signos de bienestar colectivo en el país, incluso se han mencionado cifras que muestran una disminución del porcentaje de pobreza, las circunstancias son producto de un periodo de varios meses en que evidentemente la economía nacional alcanzó auge, gracias a un sostenido valor de excepcional ventaja en el precio externo para nuestras materias primas de exportación, el caso del gas, los minerales y cierto rubro de manufacturas, en los hechos este fenómeno coyuntural, generó un proceso de doble efecto, por un lado mejores condiciones para sectores agropecuarios, especialmente del oriente, pero de manera paralela, un "escape" de agricultores de la zona occidental, hacia las ciudades, una migración en busca de mejores oportunidades de trabajar, dadas las difíciles condiciones de producir en el castigado altiplano nacional.

Es evidente el despoblamiento de varias comunidades agro-ganaderas de la zona occidental, donde los fenómenos naturales conspiraron con los buenos propósitos de sembrar y cosechar productos tradicionales, además de sostener una lucha frontal para garantizar la vida de ejemplares camélidos y otras especies de ganado, en terrenos castigados en un tiempo por aguda sequía y en otro por una desmedida temporada de lluvias que inundó pastizales y destruyó plantaciones, obligando a un traslado de gente y ganado a comunidades de mejores condiciones de hábitat, aunque sin satisfacer las expectativas de sostenimiento prolongado.

Factores naturales que con sus propias características complicaron el modo de vida de centenares de familias en nuestro territorio, hablando expresamente del sector rural donde las consecuencias del cambio climático son realmente determinantes para mantener algunas actividades de sobrevivencia comunitaria.

Es cuando se pone en juego la capacidad de enfrentar problemas, lamentablemente con muy poco apoyo de orden oficial como para conjurar las situaciones de riesgo. Se abre entonces un reto que asumen los más jóvenes de las comunidades y es la migración campo - ciudad, en pos de reemplazar lo negativo de las comunidades y buscar acomodo laboral en alguna actividad que sea optativa en las ciudades. Se dice que buena parte de los migrantes rurales, se acomodan en el ramo de la construcción.

Este hecho complicado para agricultores, ganaderos y también pescadores en el caso de Oruro coloca a centenares de ciudadanos en una disyuntiva compleja pero que debe tener solución pues se trata de sobrevivencia, aunque sea en condiciones de marcada precariedad, que se sintetiza en un bajón de producción y una suma de perjuicios, especialmente en el occidente, donde todavía no se erradicó la extrema pobreza.

No se han resuelto los aspectos negativos de la migración que se traducen en un abandono del área rural y un inusitado crecimiento de la población urbana, pero que se ubica en los límites de la marginalidad, pues las ciudades obligan a muchas responsabilidades para enfrentar sus propias obligaciones.

Hay también una paulatina migración de una clase media provincial que migra a las ciudades definitivamente, acomodándose a un nuevo orden social que exige fuertes gastos, cuya procedencia no siempre es la misma, pero facilita inversiones impresionantes para iniciar negocios comerciales y entrar en una competencia de vida, estableciendo ya no una vivienda sino el edificio propio con exclusivas características, ejemplo los llamativos "cholets".

Y en tales condiciones, hablar de pobreza o bonanza, genera situaciones contradictorias, que sin lugar a dudas se observan en el plano social, entre una clase media que se supera económicamente y un sector agro productor que seguirá dependiente de las políticas de gobierno, para subsistir en la crisis.

Fuente: LA PATRIA