Subida del diésel

Para el presente año 2019, la importación del combustible diésel se incrementó en un 19% con relación al año anterior y en un 40% en lo que corresponde al valor del mismo, provocando una fuga de divisas en el orden de los ochocientos noventa y siete millones de dólares (casi 900 millones de $us), todo conforme a información fidedigna del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, IBCE.

Esta dramática información viene en un momento en el que casi nadie le prestó atención, ya sea por la fiestas carnavaleras, los dichos y hechos del presidente y el vicepresidente con toda la polvareda que levantan, los sucesos de narcotráfico y el contrabando, e incluso en sensacionalismo de varios medios de prensa (llama poderosamente la atención que se le dedique más tiempo a la Tv de farándula y sus supuestos famosos que a una catástrofe en potencia), los eventos de fútbol y hasta la visita de cantantes haciendo ridiculeces.

De acuerdo a un simple cálculo de proyección a futuro, en el siguiente año no existe ninguna razón para pensar que la subida de los precios de importación del diésel no sobrepasarán la barrera de los mil millones de dólares, esto en un país que hace mucho tiempo ya dejó de estar en bonanza.

Esto explicaría la urgente necesidad del gobierno central de comenzar con la implementación del biodiesel aún contraviniendo con sus discursos sobre la madre tierra, sino también las mismas leyes nacionales y aun la mismísima Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, porque de cualquier forma había que aliviar la fuga de divisas por concepto de importación del combustible.

Asimismo, también explica esa necesidad del gobierno y de sus funcionarios de alto nivel que aún expuestos a hacer un ridículo global vengan publicitando la perforación de pozos cada vez más profundos para buscar gas y petróleo, porque es también muy probable que en el futuro a largo plazo tengamos que importar GAS�

Es un auténtico clima de desesperación y a la vez una confesión de culpa de no haber podido administrar la riqueza del país y definitivamente haber desperdiciado más de una década de oportunidades de desarrollo, todo quizás en pro del establecimiento de un régimen ineficiente, corrupto e incapaz, siendo incluso más triste la situación por los múltiples no sólo hallazgos sino puestas en marcha de proyectos energéticos de nuestros vecinos, antes clientes de nuestra producción hoy competencia primaria.

Mientras continúe la ineficiencia de los gobernantes y más que todo la indiferencia del boliviano de a pie, cosas mucho peores vendrán hipotecando el futuro de nuestros hijos, de sus hijos y más allá inclusive.

Hagamos un análisis efectivo del problema y encontremos las soluciones en forma de nuevas tecnologías, nuevas fuentes de combustible ecológico (recordemos las plantaciones de jojoba por ejemplo), a la par de crear un clima sano para la inversión y el desarrollo amén de un respeto a la ley establecida.

De lo contrario, bueno ya estamos viendo qué pasará.

(*) Es asambleísta orureño