La invencible corrupci贸n con nadie se deja doblegar, m谩s bien es ella la que doblega a todos los gobiernos. El nuevo presidente, en su primer discurso, suele hablar de la corrupci贸n y decir que es un desaf铆o, para prometer una respuesta eficaz. Y es s贸lo una baladronada ret贸rica. En la pr谩ctica la lista de corruptos se incrementa. Y no es que se pierda la batalla; en realidad nadie se atreve a enfrentarla, porque sabe estar incrustada en las propias filas del r茅gimen gobernante.
Se genera cada d铆a, sin falta. En este momento, cuando est谩 usted leyendo esta nota, hay una m谩s que se suma a la lista negra. Y, al parecer, ya nadie se sorprende. Quiz谩 lo raro ser铆a que no ocurra. Hay campos donde crece como la maleza. Las alcald铆as, por ejemplo, est谩n infestadas de ese mal; no hay una que no est茅 siquiera bajo la sombra de la sospecha. Y, claro, todos los acusados son inocentes. "Que se quede (el gobierno) con su alcalde corrupto", dec铆an resignados los pobladores de Achacachi.
Se genera cada d铆a, sin falta. En este momento, cuando est谩 usted leyendo esta nota, hay una m谩s que se suma a la lista negra. Y, al parecer, ya nadie se sorprende. Quiz谩 lo raro ser铆a que no ocurra. Hay campos donde crece como la maleza. Las alcald铆as, por ejemplo, est谩n infestadas de ese mal; no hay una que no est茅 siquiera bajo la sombra de la sospecha. Y, claro, todos los acusados son inocentes. "Que se quede (el gobierno) con su alcalde corrupto", dec铆an resignados los pobladores de Achacachi.
A los poderosos del transporte parece que les ha tocado el turno del esc谩ndalo, y es m谩s dif铆cil enjuiciarlos ahora porque son cogobernantes: est谩n en toda la estructura burocr谩tica del Estado; hasta levantan las manos en la Asamblea Legislativa. Como se sabe, la planta cupular del partido gobernante est谩 conformada por los cocaleros del Chapare, los cooperativistas mineros, las bartolinas y los transportistas, entre otras denominadas "organizaciones sociales". Ya se ver谩, es pues un gobierno de sindicatos. Si a eso se a帽ade unos cuatro nombres de la l铆nea dura, que gobiernan desde detr谩s del trono, tenemos la lista completa.
Pero as铆 sean poderosos, el transporte p煤blico no puede estar largado de la mano de Dios ni del gobierno. Esta situaci贸n usted conoce: cuando compra un pasaje en la terminal de buses no sabe a qui茅n ha confiado su vida; con suerte, puede llegar sin novedad a su destino. Pero es verdad que juega a la ruleta rusa. Hay ausencia total de control, tanto en la partida como en el trayecto. El motorizado puede plantarse; el chofer, de cansado y fatigado, tambi茅n. Es una persona que carga con una enorme responsabilidad; comparado con ella, el salario es m铆sero. A veces viaja sin relevo ni ayudante. La patrulla caminera es un fantasma invisible.
A prop贸sito de esas maravillas, casi en v铆speras de Carnaval sali贸 una estupenda noticia: V铆as Bolivia, la encargada de cobrar peaje en El Alto, depositaba una parte de la recaudaci贸n a cuentas particulares de los dirigentes de los choferes en La Paz; en varios a帽os alcanz贸 la friolera de 12 millones de bolivianos, dizque era para Fondo Pro Salud, pero sus bases lo ignoran. El gobierno afirma que es un dinero privado, por lo que no podr铆a intervenir la Contralor铆a. Pero el m谩s bravo y valiente diputado opositor (Quispe) denunci贸 que el ejecutivo de los choferes utiliz贸 esos recursos "para invertir en una empresa privada de transporte internacional". Un abogado que sabe de estas cosas dijo por su parte que V铆as Bolivia "no es ni puede ser agente de retenci贸n de seguridad social".
驴En qu茅 quedamos? En nada, como siempre. Entre tanto, la corrupci贸n avanza sobre ruedas: inc贸lume y victoriosa.
*Es escritor, miembro del PEN Bolivia
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