Saldos del Carnaval

Este asunto, entre el debe y el haber en materia de saldos cuando se habla del Carnaval, tiene sus dos extremos bien marcados, uno con las cosas positivas, que son las menos y otro con las negativas, que son las más, lo que nos permite observar que no hay el equilibrio deseado, por una serie de factores que impiden concretar objetivos deseados por autoridades, organizadores, protagonistas del evento y ciudadanos anfitriones.

Los gastos son mayores que los ingresos, salvo contadísimos casos, en que los destinatarios de utilidades no son precisamente oriundos de la ciudad, sino más bien eventuales comerciantes que -con algún derecho- instalan sus negocios, le sacan el jugo a la ocasión y dejan muy poco de utilidades en materia tributaria en tanto que los radicados aquí pagan, por propios y extraños, disminuyendo sus ingresos sustancialmente.

Pero esa es apenas una faceta del enorme movimiento económico que se genera en Oruro con la celebración carnavalera y que tiene que ver, no sólo con el hecho de tres días de jolgorio sino con una antelada preparación de los protagonistas por lo menos tres meses antes de la celebración devocional y festiva, se trata de preparación personal y estado físico. En nivel de autoridades, también hay un movimiento económico que se dirige a trabajos del mejoramiento de vías y previsiones para mejorar las condiciones del escenario callejero, aspecto que sin embargo casi siempre se cumple a última hora, pero es un gasto al fin.

El movimiento por la venta de metros lineales en las calles del recorrido de Carnaval, el armado de graderías y venta de gran cantidad de asientos, es otro aspecto que mueve mucho dinero y que con los precios exorbitantes como los recientemente fijados, realmente hay mucha plata de por medio.

Los observadores señalan que otros afluentes económicos muy fuertes de la temporada son los que generan un intenso comercio antes y durante el Carnaval, con la venta de múltiples elementos entre los que sobresale, principalmente, en el orden de uso y consumo, los disfraces de danzarines, incluyendo máscaras y otros atuendos necesarios para completar la presentación, hay que incluir las obligaciones de danzarines con los conjuntos folklóricos y más adelante las autorizaciones para los negocios de bebidas alcohólicas y comidas, que son parte inevitable y de gran rendimiento en todo el periodo de Carnaval, se incluyen los negocios eventuales de maquillaje y otros de costura que también ganan y pagan un pequeño derecho de sitio.

La otra parte económica del Carnaval, se da en el movimiento de la hotelería, en realidad alojamiento de todo nivel, en función de la economía de visitantes, con una buena cantidad de establecimientos del rubro que satisfacen la demanda y expectativas de clientes, hasta los más exigentes.

En este movimiento económico hay otro sector que mueve bastante dinero, es el de transporte de pasajeros, nacional e internacional, que aprovechando la ocasión, dispone un incremento en el valor de pasajes, pues la demanda así lo determina y el negocio así lo estima.

Sin contar otros rubros, lo evidente es que el Carnaval de Oruro mueve mucho dinero, lo que no se ha establecido aún y ojalá suceda este año, es saber dónde va la mayoría de las utilidades de tan fuerte inversión, se supone que las fuentes locales tendrían que ser las mayormente beneficiadas con saldo positivo.

Fuente: LA PATRIA