Está inquieto porque una bota, la que usó durante el rescate de heridos y fallecidos en el deslizamiento de tierra, en la carretera a Caranavi, ha quedado con la planta desprendida y debe recurrir a otras reforzadas y hechas para combatir incendios.
El trabajo fue intenso y el lodo era pegajoso, tanto que al dar un paso absorbÃa la planta del calzado, relata mientras abotona una chaqueta de rojo intenso, con cintas fosforescentes, y acomoda la gorra de reglamento en la cabeza.
En una hora más debe hablar para los públicos que esperan la narración sobre el rescate y transporte de una niña, hallada en un vehÃculo destruido al rodar entre toneladas de tierra y piedra, en la madrugada del sábado 2 de febrero.
En una hora más debe hablar para los públicos que esperan la narración sobre el rescate y transporte de una niña, hallada en un vehÃculo destruido al rodar entre toneladas de tierra y piedra, en la madrugada del sábado 2 de febrero.
RamÃrez y Flores deben visitar al menos tres estudios de televisión en esta noche, y al dÃa siguiente atender otras invitaciones periodÃsticas desde la madrugada.
"La historia del niña y el bombero - Deslizamiento en Caranavi" ya pasó, junto a la fotografÃa de Javier Mamani, a la galerÃa de los documentos audiovisuales que conmueven por su contenido.
En una imagen capturada por la Nikon D3s de Mamani y los 30 minutos de entrevista realizada por la periodista Quiroga emerge el lado escondido e "Ãntimo" del capitán RamÃrez y del voluntario Flores cuando ambos confiesan que durante los rescates hablan a los fallecidos, casi en tono de plegaria, para que el peso de sus cuerpos sea ligero y permita su traslado.
A la misma hora, las ambulancias de Bomberos Antofagasta arriban al cuartel de operaciones, y de ellas descienden los oficiales, clases, policÃas y voluntarios con rostros de cansancio, la ropa humedecida por la lluvia y cubierta de lodo.
Agotada, con el pelo desordenado, y con pocas energÃas para cargar una mochila, la enfermera y voluntaria, Sara Cárdenas, apenas logra pronunciar palabras para despedirse de sus compañeros. Hace unos siete años, ella ayudó a apagar el fuego en la casa de sus vecinos que devoró por completo al venerado Tata Santiago, una figura religiosa montada a caballo. Esa escena la unió finalmente a la tarea que realiza simultáneamente con el trabajo de enfermerÃa.
Paola Mamani, una joven comunicadora que trabajó en las operaciones de rescate, tiene una historia singular de su aproximación a Bomberos Antofagasta. Cuando comenzaba una carrera como religiosa, resolvió abandonar el hábito y cambiarlo por el overol rojo porque está convencida que puede ayudar más a los ciudadanos en situación de riesgo.
A pocos metros, la voluntaria Soledad Vargas trata de recuperar energÃas tras varias jornadas de trabajo. Además de ser madre, Vargas es pequeña empresaria y sortea la crÃtica de la familia que frecuentemente pregunta: ¿Acaso te pagan por tu tiempo?
Trabajar por la gente "es algo noble porque se ayuda a las personas, mientras otros no piensan en su sufrimiento", relata.
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