Procesos judiciales contaminados

La comunicación es un proceso de situar en común o intercambiar estados subjetivos de las personas, como ser ideas, creencias, sentimientos, usualmente por medio del lenguaje, ahora significativamente por escrito, la representación visual y la sugestión, este último muy utilizado actualmente por los medios electrónicos para morigerar las noticias falsas y actuar perversamente.

La interacción social es un proceso de comunicación por las vías anteriormente mencionadas; naturalmente hubo un proceso desde su forma rudimentaria hasta la modernidad de hoy. La forma superior de comunicarse entre las personas es el lenguaje articulado y ha llegado a ser la forma principal de interacción social entre las colectividades humanas; antecedente que les permitió compartir sus experiencias y preservar estas vivencias con su inherencia de ideas, sentimientos y creencias.

La comunicación entre las personas constituye el factor principal de su propia unidad y continuidad y, sobre todo, el medio eficiente de cultura, entonces, no es una aliteración afirmar que la comunicación es el verdadero fundamento de las sociedades, tanto en cuanto las formas más elevadas de comunicación, particularmente el lenguaje y la escritura, han permitido y permiten transmitirse y conservar culturas recíprocamente.

Concretamente, el término comunicación se aplica a los medios de comunicación a saber: la prensa escrita, el correo electrónico, el teléfono fijo y celular y la radio, ahora bien, ante esta exaltación del intrínseco valor de la comunicación surgen lamentablemente degeneraciones de sus importantes principios causadas por terceros y quizás por la propia negligencia de los medios.

Actualmente es muy usual, entiéndase el superlativo, en los contenciosos jurídicos que se dilucidan en los tribunales de la judicatura, que se usen a los medios de comunicación (prensa, TV, Radio y otros), para difamar al contrincante y estigmatizarlo públicamente con la provisión de elementos falsos a los medios.

Este indigno artilugio lo utilizan los mediocres y malos juristas que, ante la falencia de pruebas seducen malévolamente a la prensa a cubrir sus maquinaciones ausentes de moral y ética y peor, adjuntan en el expediente los recortes de prensa como prueba.

Por lo precitado sería prescriptivo para los órganos de prensa a abstenerse de asignar cobertura a contenciosos jurídicos contaminados de falsedades, aseveraciones y declaraciones sin contenido para someterse a prueba, además de acusaciones sin guardar el recato y el respeto inmaculado a la condición de la persona y a sus valores jurídicos.

Prescriptible sería de igual forma que los medios asignen cobertura, si lo consideran conveniente, a los procesos judiciales una vez se hayan dictado las respectivas sentencias inapelables; de lo contrario, los medios de prensa se exponen a ser acusados ante la instancia pertinente, por la parte demandante o la demandada, asesorada por abogados incipientes y diletantes, a inequidades en la cobertura del contencioso.

(*) Abogado, posgrados en Filosofía y Ciencia Política (maest.), Interculturalidad y Educación Superior, Alta Gerencia para abogados UCB-Harvard), Conciliación y Arbitraje, Derecho Aeronáutico, Docencia en Educación Superior, doctor honoris causa IWA-Cambridge University, USA)