Para entender mejor este análisis empecemos definiendo al populismo como: "Pensamiento polÃtico que activa los movimientos sociales de tinte popular, que rechazan a los partidos polÃticos tradicionales y que se muestran, ya sea en la práctica efectiva o en los discursos, combativos frente a las clases dominantes".
El populismo apela al pueblo para construir su poder, entendiendo al pueblo como las clases sociales bajas y sin privilegios económicos o polÃticos. Suele basar su estructura en la denuncia constante, de los males que encarnan las clases privilegiadas. Los lÃderes populistas, por lo tanto, se presentan como redentores de los humildes.
Este movimiento tiene sentido peyorativo, ya que hace referencia a las medidas polÃticas que no buscan el bienestar o el progreso de un paÃs, sino que tratan de conseguir la aceptación de los votantes sin importar las consecuencias.
Este movimiento tiene sentido peyorativo, ya que hace referencia a las medidas polÃticas que no buscan el bienestar o el progreso de un paÃs, sino que tratan de conseguir la aceptación de los votantes sin importar las consecuencias.
Cuando la noción de populismo se utiliza de manera positiva, se califica a estos movimientos como propuestas que buscan construir el poder a partir de la participación popular y de la inclusión social.
Aumenta el empleo y el salario real, el efecto de la inflación parece desvanecerse y las polÃticas de tipo fiscal y monetario expansivo ven una reactivación. Se trata de momentos históricos en los cuales un paÃs cree haber encontrado el modelo económico que realmente funciona para su pueblo, la revolución que todos estaban esperando y que cambiará para siempre su calidad de vida.
Pero todo esto tiene sus consecuencias, es luego de esta etapa inicial que aparecen los desbalances: aumenta con más fuerza la tasa de inflación, crecen las deudas, aparecen los conocidos cuellos de botella externos (disminuye o se estanca el volumen de exportación, pero aumenta el de importación) y se ve la caÃda de las reservas internacionales.
Por último, el ajuste intenta rearmar el paÃs, como si de un gran rompecabezas se tratara. Cabe mencionar que este proceso toma unos cuantos años y cada paso es el resultado de decisiones tomadas frÃamente, a sabiendas de los riesgos que acarrean.
Fuera de la ideologÃa que domina el discurso polÃtico -sea socialista o nacionalista- el populismo tiene rasgos comunes, que se refieren a la estrategia de comunicación de sus representantes: el discurso populista funciona con base en un mecanismo de inclusión versus exclusión.
Cristina Fernández de Argentina siguió ese camino: los EE.UU., el FMI, los empresarios explotadores fueron sus enemigos de preferencia; de vez en cuando incluyó a "la prensa mentirosa" o la oposición, a la que acusó de no ser democrática, porque fueron crÃticos con su gobierno.
Este discurso -que se alimenta de conflictos, de disenso y de odio constante- polariza aún más a sociedades que de hecho ya están fragmentadas. Un coctel explosivo que fácilmente deja solo perdedores. Sus primeras vÃctimas normalmente son los grupos más vulnerables de la sociedad, aquellos que precisamente el mismo gobierno populista pretende defender.
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