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Domingo 17 de febrero de 2019

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Revista Dominical

El mundo de trapitos y botones de Karina Noya

17 feb 2019

Por: Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA

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Karina Noya Iporre, es una tarijeña, hija de padres orureños, Gonzalo Noya y Zaida Iporre, vivió por muchos años en Oruro y luego fijó su residencia en Cochabamba, donde vive entre "trapitos y botones", pues a pesar de haber estudiado Diseño de Interiores, lo que le apasiona y se ha convertido en su forma de vida son los títeres.

Ella cuenta que en medio de la carrera de Diseño de Interiores comenzó a interesarle el trabajo con títeres, pues antes de todo eso había incursionado en el teatro, "he conocido un grupo de mexicanos que hacían unos títeres increíbles, me gustaron mucho, entonces quería aprender, he pasado unos tallercitos, me ha encantado hacer la construcción de los títeres y con una amiga decidimos hacer un grupo con títeres, a raíz de que nos conectaba un poquito más a nuestros hijos que estaban a punto de nacer".

Y la artista tiene un hijo, Bernardo Soria Galvarro Noya, quien le acompaña en sus funciones y le ayuda a montar el escenario, a ordenar los títeres y a entretener a los niños mientras se organiza la función.

Y la artista tiene un hijo, Bernardo Soria Galvarro Noya, quien le acompaña en sus funciones y le ayuda a montar el escenario, a ordenar los títeres y a entretener a los niños mientras se organiza la función.

Además cursó talleres en Argentina, Nicaragua, Holanda y Chile. Desde 2005 dirige la compañía unipersonal "Trapitos y Botones", con la que presenta espectáculos, dicta talleres, diseña y construye títere y escenografías.

Brindar funciones de títeres parece una carrera muy interesante, divertida y ofrece muchas satisfacciones, sin embargo conlleva mucho trabajo y un gran esfuerzo de parte de la artista, además que el arte en Bolivia no es bien apreciado y no brinda los réditos que uno quisiera para poder sostenerse económicamente.

"Vivir del arte es súper complicado porque a la gente le cuesta valorar lo que representa hacer una función de títeres, no se dan cuenta que esto ha llevado mucho trabajo, mucho estudio, tanto que pases clases o que seas autodidacta, en mi caso yo soy autodidacta, entonces he pasado un montón de talleres, he leído un montón de cosas, he visto un montón de videos y he hablado con otros titiriteros para revisar los guiones, armar las funciones y todo eso y, esto representa mucho tiempo, pareciera que es muy fácil, jugar con unos muñequitos y listo, pero en realidad requiere harto trabajo y mucha constancia", señala la artista.

Y se corrobora ello cuando visitamos el taller donde construye sus títeres para cada función, pues se debe hacer varios muñecos de cada personaje para mostrarlo en diferentes facetas, ya que Karina trabaja sola y es más fácil para ella cambiar de títere que cambiarle la ropa al títere durante una función, sólo como ejemplo de lo laborioso que resulta preparar cada función.

Ella tiene dos personajes que usa en sus funciones actuales, pues son personajes que creó con el afán de llegar a los niños con enseñanzas útiles para su vida diaria, se trata de la gatita Lili y su compañero Pulguis.

"He tardado en armar la idea alrededor de unos 6 mese, porque no podía lograr que encaje todo, tenía algunos huecos en la dramaturgia, en los juegos, después, construir me ha llevado más o menos un mes, y aún estoy montando, así que no puedo decir cuánto va a tardar todavía, pero yo creo que alrededor de un mes aún", contó durante una entrevista.

Asimismo, señaló que una vez que se estrena una obra, pasa buen tiempo aún para que el o la artista sienta que la misma está terminada, y aun así, algunas intervenciones de los niños hacen que la obra tome otro rumbo. "Por ejemplo, tengo un hueco en una obra y fue porque se me cayó el títere y tuve que hacer que entre al hueco y se quedó así, y a partir de esa anécdota cambió la historia y se incluyó un hueco en la puesta en escena", cuenta Karina.

La familia de Karina Noya es de artistas, todas tienen un talento, un don para el arte, sus hermanas son Patricia, quien es cantante y hace un show con boleadoras, fotógrafa de profesión, Tulia es bailarina de danza árabe y es instructora de yoga, además de arquitecta, y Silvia es maestra parvularia pero también pinta y tiene otros talentos, su mamá Zaida, es pintora y arquitecta. Entre todas se colaboran. Karina y Silvia se aliaron para crear a Lili y Pulguis.

"Es una idea que la he trabajado con mi hermana Silvia, queríamos hacer dos personajes que puedan hacer muchas cosas, entonces hemos creado a Lili, una gatita que es muy curiosa, le gusta experimentar muchas cosas y además le gusta jugar muchas cosas, va probando oficios, quehaceres y todo eso, y siempre hay un antagonista, que no le deja jugar, esta es una pulga que se llama Pulguis, que le molesta, le quita las cosas, juega a costa de Lili. Con Lili y Pulguis hemos hecho una obra que se llama pintando, ésta tiene un cuentito, pues estos personajes los hemos creado para incentivar a la lectura, además estos cuentitos son para niños, o sea partir de los 2 años hasta los 7 más o menos, que son una especie de resumen de la obra, entonces una vez que ven la obra pueden leer la historia y me ha pasado también que ya tienen el cuento y ellos van relacionando la obra literaria con la obra de títeres", comenta Noya.

Asimismo, cuenta que tienen una revista llamada Patas a la Obra, que sirve para motivar a la lectura, pero también tiene algunas didácticas, "tiene un cómic y actividades relacionadas al tema que estamos tratando, por ejemplo, hay una revista que habla de bicicletas, se habla de las partes de la bicicleta, Lili y Pulguis en el cómic juegan a ser bicicleteros. Tenemos de varias cosas, de chefs, ilusiones ópticas, y cosas que les pueden resultar interesantes para los niños, la última trata sobre investigadores".

La artista cuenta que todos estos materiales tienen muy buena aceptación entre los niños, quienes disfrutan tanto de los cuentos, las revistas como de las funciones de títeres. "A los niños les encanta Lili, las travesuras de Pulguis, se divierten mucho, tenemos mucha aceptación en Cochabamba, Oruro y también en La Paz".

Para Karina Noya la motivación es lo principal en todo lo que se hace para tener éxito, "tienes que estar motivado y tienes que sentir que eso es parte de ti, yo trabajo con niños y me gusta hacerlo, me gustan las reacciones que se encuentran, como devolución, te hacen sentir que lo que haces sirve para algo, que lo que estás haciendo les ha llegado o les va a servir a lo largo de sus vidas".

Desde que comenzó, ella hace funciones acerca de cuentos bolivianos y pasa lo literario al mundo de los títeres, buscando cuentos que enseñen algo más, que muestren cosas que no se conocían. Tiene una obra que cuenta sobre la aparición de la Luna y de la Vía Láctea, historias mágicas y de amor como Amor de Colibrí, La Muela del Diablo y otras que son homónimas a la obra de la que se adapta la función.

Ahora se sigue la misma línea, pero en lugar de recurrir a autores bolivianos, se acude a su propio material, que crean a partir de su imaginación, de acuerdo a su experiencia y tomando en cuenta los intereses y necesidades de los niños bolivianos. Por el momento Lili y Pulguis recrean todas las historias, en este momento se prepara el cuento y la puesta en escena de Lili Maga.

Ella tuvo que leer mucho acerca de trabajo con niños, hizo talleres, se enfocó en la motivación, por eso orienta sus funciones a eso, con la enseñanza de valores. Pero también está consciente de que se debe tener cuidado para que lo chistoso no se convierta en grotesco o sea contraproducente.

Karina se autodefine como una persona muy curiosa, le gusta investigar, leer y ver videos para llenarse de la información que necesita, una mamá muy dedicada, no es muy deportista pero le gusta hacer actividades al aire libre, caminar, viajar y conocer gente, además su cabello es el reflejo de los cambios que hace en su vida, pues se lo corta, lo pinta o lo deja crecer de acuerdo a las modificaciones que requiere su diario vivir.

Participó en festivales nacionales e internacionales. Recibió el XX Premio Nacional de Teatro "Peter Travesí". Ganó el concurso para el Impulso a la Creación Teatral y II Concurso Municipal de Títeres de Cochabamba.

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