Como buen paceño, ayer le dije a mí comadre cochabambina: -Hoy me acompañará a la Intendencia Municipal para recoger nuestras teas para asistir al tradicional desfile nocturno por las calles de La Paz y gritar con los chucutas ¡Viva La Paz y nadie más! Aunque ella me advirtió que gritaría ¡Viva La paz y Cochabamba más!
En el camino a esa dependencia municipal, mi comadre me preguntó acerca del grito libertario del 16 de Julio de 1809 y le expliqué brevemente que en esa fecha algunos patriotas paceños comandados por Don Pedro Domingo Murillo (Peter Sunday Little Wall, en inglés) se levantaron en armas contra las autoridades españolas aprovechando que todas ellas estarían juntas en la Procesión de la Virgen del Carmen, tomándolas presas y constituyendo la llamada Junta Tuitiva presidida por Murillo.
La cholita cochabambina quedó asombrada de mis conocimientos históricos, lo que me halagó, respondiéndole modestamente que todo eso lo aprendí en la escuela y que mi profundización en esos estudios fue posible gracias a la vieja amistad que sostengo con el notable historiador paceño el Dr. Teodosio Imaña Castro, descendiente del protomártir Basilio Catacora, compañero de Murillo.
Macacha me preguntó cuándo apareció la tea de Murillo, respondiéndole que varios mese después cuando Don Pedro Domingo Murillo fue condenado a muerte por los españoles luego de vencer a los revolucionarios y le ahorcaron, pronunciando Murillo ante el cadalso su frase inmortal de “Compatriotas yo muero pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar”.
Sin ánimo de burlarse del héroe paceño, Macacha me contó que en la escuela, allá en un pueblo de Cochabamba le habían enseñado que Don Pedro había dicho al pie de la horca “Yo muero pero la deuda que le dejo a mi tía nadie la podrá pagar”, versión irrespetuosa de un profesor rural cochabambino.
Cuando llegamos a la Alcaldía de La Paz, ahora en manos de un potosino el seño Revilla, ahijado político del anterior Alcalde de La Paz el cochabambino Juan del Granado, pedimos nuestras teas para desfilar esta noche; un señor nos dijo que las teas de la Alcaldía de La Paz no alumbraban y que eran mejores las que repartía el Gobernador del Departamento de La Paz el señor César Cocarico quien contaba con la bendición del Presidente Evo Morales y que el único desfile de teas que valía era el organizado por la Gobernación, al igual que los otros desfiles y el Banquete Oficial.
Quedamos perplejos ante ese nuevo hecho de protagonismo político que nunca se vio anteriormente pues los festejos del 16 de Julio siempre correspondieron a la Alcaldía de La Paz y era la Prefectura (hoy Gobernación) la que se encargaba de organizar y realzar la Fundación de la ciudad de La Paz, sucedida el 20 de Octubre de 1548.
Mi comadre confundida al igual que yo me dijo: “Ya te dije, compadre, ahora aparecieron las tías de Murillo que se llaman Eva Morales y Cesárea Cocarico…”.
PAULOVICH
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