Como efecto de las apariciones de la Virgen MarÃa a Santa Bernardita Soubirous en Lourdes (11 de febrero de 1858), podemos percibir la infinidad de milagros que han sucedido y siguen sucediendo al beber el agua de la gruta de Massabielle, como la Señora lo prometió.
Anualmente en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Juan Pablo II instituyó esta Jornada Mundial del Enfermo para sensibilizar a los fieles, y a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos: ayudar al enfermo a valorar, en el plano humano y sobre todo en el sobrenatural, el sufrimiento; hacer que se comprometan en la pastoral sanitaria de manera especial las diócesis, las comunidades cristianas y las familias religiosas; favorecer el compromiso cada vez más valioso del voluntariado; recordar la importancia de la formación espiritual y moral de los agentes sanitarios y, por último, hacer que los sacerdotes diocesanos y regulares, asà como cuantos viven y trabajan junto a los que sufren, comprendan mejor la importancia de la asistencia religiosa a los enfermos (Carta al Card. Angelini, 13 de Mayo de 1992).
Anualmente en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Juan Pablo II instituyó esta Jornada Mundial del Enfermo para sensibilizar a los fieles, y a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos: ayudar al enfermo a valorar, en el plano humano y sobre todo en el sobrenatural, el sufrimiento; hacer que se comprometan en la pastoral sanitaria de manera especial las diócesis, las comunidades cristianas y las familias religiosas; favorecer el compromiso cada vez más valioso del voluntariado; recordar la importancia de la formación espiritual y moral de los agentes sanitarios y, por último, hacer que los sacerdotes diocesanos y regulares, asà como cuantos viven y trabajan junto a los que sufren, comprendan mejor la importancia de la asistencia religiosa a los enfermos (Carta al Card. Angelini, 13 de Mayo de 1992).
Es aconsejable llamar al sacerdote para que visite a los enfermos ante cualquier enfermedad grave, aunque no haya peligro de muerte, ya que el sacerdote tiene la obligación de visitar a los enfermos y administrarles los sacramentos que necesitan.
Cada vez que rezamos el AvemarÃa le pedimos a la Madre de Dios que interceda por nosotros: «ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte», como no sabemos ni el dÃa ni la hora en la que el Señor nos llamará, la Iglesia nos anima a estar siempre preparados ante ese momento.
german_mazuelo_leyton@yahoo.com
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