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Domingo 10 de febrero de 2019

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Suplemento Policial

CON LA HERIDA ABIERTA - Crónica de las explosiones

Tragedia que no se olvida

10 feb 2019

Fuente: LA PATRIA

Por: Álvaro Miguel Escalera Zambrana - Editor General de LA PATRIA

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Eran las 18:35 del sábado 10 de Febrero; hasta ese momento todo era alegría y celebración por partida doble, pues se recordaba un aniversario más de la efeméride departamental de Oruro y además se vivía a pleno el Carnaval. En la sala de redacción de LA PATRIA los reporteros de a poco iban concluyendo sus notas, pero entonces llegó un mensaje por WhatsApp: "Hubo un ruido fuerte, como una explosión. Hartos policías han corrido hacia el lado de la Bakovic".

Ese mensaje encendió las alarmas en la sala de redacción. "¿Habrá sido algún juego pirotécnico mal manipulado? ¿La garrafa de algún puesto de comida? ¿Será grave?", fueron algunas de las preguntas que algunos periodistas se hacían.

Inmediatamente un equipo de prensa avanzó hasta el lugar; el viaje en taxi se hizo eterno por el "embotellamiento" vehicular, normal en los días de carnaval. Mientras tanto empezaron a llegar vía redes sociales videos e imágenes que evidenciaban que no era un hecho policiaco más.

Al llegar, minutos después, hasta la esquina de la Bakovic y avenida del Ejército, la realidad golpeó al equipo de prensa del que me tocó ser parte.

Al llegar, minutos después, hasta la esquina de la Bakovic y avenida del Ejército, la realidad golpeó al equipo de prensa del que me tocó ser parte.

La escena era atroz y parecía irreal, hubiese sido imposible imaginarse, al recibir ese primer mensaje de WhatsApp, que algo así pudiese ocurrir en Oruro, una ciudad relativamente tranquila y que pocas veces ha vivido tragedias de tal magnitud.

Heridos por todo lado, restos de carne humana desperdigados a unos 50 metros a la redonda, gente gritando y llorando, papeles, plásticos y otros elementos tirados como si se tratara de basura, policías, bomberos y otros ciudadanos desesperados en su afán de ayudar a los damnificados, era el panorama en este lugar.

Algunos periodistas de medios locales ya estaban ahí, otros fueron llegando con el pasar de los minutos, incluidos corresponsales nacionales e internacionales; de igual forma autoridades de la Policía llegaron para supervisar el trabajo de sus subalternos.

ESCENA

El sector fue cercado para evitar la "contaminación" de la escena del desastre, aunque con toda la confusión vivida entre las 18:35 y las 19:00 horas, el lugar de la desgracia ya había sido removido y posiblemente esto afectaría después las investigaciones.

Mucha gente que estaba disfrutando del Carnaval no se percató de lo ocurrido, es por eso que al "salir" del escenario de la Obra Maestra, protestaban porque no podían pasar por el lugar donde ocurrió la fatídica explosión.

Pasadas las 19:00 horas, las cifras de la tragedia empezaron a darse a conocer de forma extraoficial. "Hay cuatro muertos", "ya son seis", "dice que pueden ser diez". Es lo que se manejaba.

Más tarde, a las 20:00 horas aproximadamente, el entonces comandante departamental de Policía en Oruro, coronel Rommel Raña, informó que eran seis los fallecidos.

Se especulaba que había personas heridas de gravedad; finalmente en la última conferencia de prensa de la jornada, a las 23:55 horas, la exautoridad policial confirmó que eran ocho las víctimas fatales y casi medio centenar de heridos.

Al día siguiente, durante el Domingo de Corso, muchos orureños se "desayunaron" esta noticia, que dejó una herida difícil de sanar por todo lo que representaba: una tragedia con varias muertes, en medio del carnaval y además sin respuesta, pues la teoría de que una garrafa había explotado, prácticamente fue desechada en las horas posteriores.

MARTES

La sociedad orureña no se había terminado de recuperar del siniestro vivido el Sábado de Carnaval, cuando vivió un nuevo episodio de terror el martes 13 de febrero. A las 18:01 horas, otra explosión, a tan solo una cuadra de la anterior, volvió a segar la vida de otras personas.

La tranquilidad de esa jornada en la que prácticamente culmina el carnaval, fue rota por la explosión. Quien escribe estas líneas, estaba a tan solo 100 metros de este segundo siniestro.

Una estela de fuego rojizo apareció en la esquina de la calle Caro y Bakovic, seguida inmediatamente por una capa de humo que rápidamente cubrió los alrededores. Como si fuera una película de acción, la gente que se encontraba por el lugar comenzó a emerger de la humareda corriendo desesperadamente, muy asustada y sin entender qué pasaba.

"¡No puede ser!", "¡no de nuevo!", "¡qué está pasando!", son frases que se escuchaban de las personas que estaban cerca, mirando atónitas hacia el punto donde ocurrió la explosión. Pero esta vez, a diferencia del sábado, un nuevo elemento entró a escena: El miedo.

Una explosión es un hecho aislado, probablemente fortuito, pero dos, con solo diferencia de 72 horas y casi en el mismo lugar, parece ya no ser un "accidente"; ese fue el razonamiento de muchos en ese momento, por lo que el terror y la paranoia se hicieron presentes.

REDES

Mientras la Policía y Bomberos rápidamente acudían a socorrer a las víctimas y controlar la situación, la noticia, distorsionada y "aumentada", empezó a circular por las redes sociales, que en vez de ser un medio de comunicación, se transformó en una herramienta para el caos.

Las horas siguientes fueron las peores que vivió Oruro en mucho tiempo; rumores de otras explosiones en diferentes sectores de la ciudad circularon por Facebook y WhatsApp.

"Atentado", fue la palabra que más se manejaba en los mensajes; asimismo no faltaron quienes aseguraron que terroristas estaban circulando por la urbe, tirando bombas por todo lado o disparando a la gente.

La Policía se movilizó y efectuó operativos en diversos puntos de la ciudad, la mayoría de las veces sin hallar nada, y tan solo en unos cuantos descubrieron delitos menores no relacionados a la explosión.

Finalmente algo de calma se estableció en la ciudad, se confirmaron cuatro fallecidos en esta segunda explosión y una decena de personas lesionadas.

Si bien la paz retornó en los siguientes días a Oruro, las dudas sobre lo ocurrido, sumada a la, aparentemente, infructuosa investigación, han dejado la herida abierta en el pueblo de Oruro, que espera este próximo carnaval "levantarse" y superar esta tragedia, aunque queda claro que no podrá ser olvidada, menos por quienes vivieron de cerca la misma.

Fuente: LA PATRIA
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