Miercoles 06 de febrero de 2019
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Editorial y opiniones
La Central Obrera Boliviana (COB) y la necesidad de su liquidación
06 feb 2019
Adhemar Ávalos
Cuando, en 1848, vio la luz el "Manifiesto Comunista", sus creadores intelectuales: Marx y ?ngels, nunca pensaron que sus reflexiones sobre el rol del proletariado europeo no se harían tan duraderas en la historia. No fue una falta de creatividad. ¿Marx y ?ngels estuvieron equivocados? No. Simplemente hicieron pronósticos arriesgados sobre una situación futura. Los hechos no fueron contrarios a su idea principal, simplemente la mediatizaron y la sumergieron en un bosque de incomprensiones. El capitalismo fue tan fuerte, a pesar de los fundadores de la concepción revolucionaria del mundo, que supieron lamerse sus heridas y salir fortalecidos de una lucha histórica, no obstante, igual condenados a desaparecer aunque mucho más tarde de lo previsto, no en la siguiente década como pregonan los depositarios ingenuos de un legado que asumen dogmáticamente y no de manera crítica. El fin del capitalismo llegará, pero mucho más tarde de lo que piensan algunos.
El proletariado boliviano comprendió primariamente que la teoría revolucionaria y sus partidos de clase le ayudarían a emanciparse con sus propias fuerzas y a ser el dirigente de la transformación profunda de la sociedad. Esta premisa fue buena para su momento: la primera mitad del siglo XX y parte de la segunda, pero lo que no entendió es que en sus entrañas llevaba la maldición del revisionismo soviético centrado en la condena absoluta del estalinismo y de los desastres del trotskismo cuya única propuesta buena fue la de la Revolución Mundial. Así, acabó claudicando, como dirigencia y como clase ante los esbirros del neoliberalismo, vendiéndose por unos miles de dólares a la ofensiva de los nuevos dueños del poder relocalizador en 1986.
La clase obrera estaba limitada y sujeta a sus logros en la lucha contra la burguesía que era fundamentalmente sangrienta y sujeta a probables derrotas en función de la correlación político-militar. Entonces, la clase obrera no era invencible, sino víctima de sus propias limitaciones de fuerza, las que se abrieron después y más tarde con todas sus consecuencias. Los obreros dejaron de ser clase vanguardia y lastimaron conciencialmente a mucha gente. Su oportunismo ganó en todos los procesos posteriores a 1917, aunque con saltos, dependiendo de realidades históricas de países muy cambiantes en el tiempo.