Autoridades chilenas en el Silala

La Cancillería chilena hizo saber con anticipación que el ministro de relaciones exteriores de su país, estaría en el límite fronterizo con Bolivia, precisamente en la zona donde las aguas de la vertiente del Silala, ubicada en la jurisdicción boliviana del departamento de Potosí, han sido desviadas mediante la construcción de un canal artificial hacia el territorio vecino. Esa obra que han realizado los chilenos no puede ser desconocida, ni por ellos mismos, por tanto la visita seguramente "removerá" un factor conciencial para reconocer que no hay ningún río de curso internacional que lleve las aguas del Silala a Chile.

El argumento que Chile utiliza para distorsionar la realidad del Silala, es que existe un río de "curso internacional" y que por tanto tienen el derecho de utilizar sus aguas para cubrir necesidades de su población. Olvidan las autoridades de Chile, lo que sucedió con las aguas de un verdadero río de curso internacional, el Lauca, cuyas aguas bañaban parte del territorio boliviano y esas si fueron desviadas arbitrariamente cortando el derecho de Bolivia al uso de tal recurso natural. El curso natural del río Lauca debería ser restablecido sin mayores trámites y en cumplimiento de normas vigentes.

No es lo mismo el caso del Silala, cuyas vertientes están ubicadas geográfica y físicamente en territorio boliviano, en el departamento de Potosí, su proximidad con el límite fronterizo constituye una de las razones para que los vecinos pretendan mostrar el discurrir de esas aguas como si fueran provenientes de un río. El caso para demostración objetiva de visitantes, ojalá fuese posible también de los personeros de la Corte de La Haya, es que resulta imposible y definitivamente que pueda mostrarse metros o kilómetros más allá del Silala con una corriente de río cuyo origen (cabecera) pueda mostrarse de manera natural. Las aguas del Silala pasan a territorio chileno porque se han hecho construcciones de ingeniería, desviando el rebalse de las aguas para dirigirlas por canales de cemento hacia el Norte chileno.

Es evidente que en 1907 el Ferrocarril Antofagasta Bolivia construye un embalse para almacenar agua que sería utilizada para llenar los calderos de las locomotoras a vapor que transitaban en la región, pero el elemento líquido servía además como sucede hasta el presente, para consumo humano e incluso para uso industrial, pero son aguas que llegan a Chile por canales, aprovechando un factor natural de inclinación de terreno que aprovecha Chile para recoger el agua y dirigirla por sus canales con destino a Antofagasta.

Pero más allá de esos hechos, de una realidad latente que no puede cambiar por cuestiones de interés político y diplomático, el manantial del Silala no puede trasladarse, está donde siempre estuvo, derramando miles de litros de agua potable de la mejor calidad que aprovechan los vecinos chilenos y que lamentablemente, todavía no han sido canalizadas en nuestro territorio para beneficio de la amplia región altiplánica potosina.

Cuando se anuncia la visita de autoridades de la diplomacia chilena a la zona del Silala, es cuando hay que preguntarse qué está haciendo nuestra cancillería en el delicado asunto, sabiendo además que hay ciertos plazos que cumplir y que no pueden ser obviados por nuestros diplomáticos. Hay necesidad de conocer un informe circunstanciado sobre este tema, para no tener sorpresas desagradables en tiempo inoportuno.

Observadores nacionales, exdiplomáticos, señalan claramente que debe trabajarse en la definición de proyectos para aprovechar en la vasta zona las aguas bolivianas, mientras que Chile las seguirá usando gratis, hasta que el asunto se resuelva legalmente. Un asunto para no descuidarse.

Fuente: LA PATRIA