Loading...
Invitado


Domingo 27 de enero de 2019

Portada Principal
Cultural El Duende

La literatura es la libertad

27 ene 2019

Fragmento del discurso Premio de la Paz leída por la escritora, filósofa, docente y guionista norteamericana Susan Sontag (1933-2004)

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Lo viejo y lo nuevo son los perennes polos de todo sentido de orientación en el mundo. No podemos deshacernos de lo viejo porque en él está invertido todo nuestro pasado, nuestra sabiduría, nuestros recuerdos, nuestra tristeza, nuestro sentido del realismo. No podemos deshacernos de la fe en lo nuevo porque en él invertimos toda nuestra energía, nuestra capacidad de optimismo, nuestro ciego anhelo biológico, nuestra capacidad para olvidar, la capacidad cautiva sin la cual toda reconciliación es imposible. La vida interior tiende a desconfiar de lo nuevo. Es más, una vida interior profundamente desarrollada se resistirá a lo nuevo.

Se nos dice que hemos de elegir entre lo viejo. De hecho, hemos de elegir ambos. ¿Qué más es la vida sino el trato reiterado entre lo viejo y lo nuevo? Me parece que siempre deberíamos buscar el modo de evitarnos semejantes oposiciones tajantes.

Un escritor es alguien que presta atención al mundo. Eso significa que intentamos comprender asimilar, relacionarnos con la maldad de la cual son capaces los seres humanos, sin corrompernos -volviéndonos cínicos o superficiales- al comprenderlo.

Un escritor es alguien que presta atención al mundo. Eso significa que intentamos comprender asimilar, relacionarnos con la maldad de la cual son capaces los seres humanos, sin corrompernos -volviéndonos cínicos o superficiales- al comprenderlo.

La literatura nos puede contar cómo es el mundo. La literatura puede ofrecer modelos y legar profundos conocimientos encarnados en el lenguaje, en la narrativa. La literatura puede adiestrar y ejercitar nuestra capacidad para llorar a los que no somos nosotros o no son los nuestros.

¿Qué seríamos si no pudiéramos sentir simpatía por quienes no somos nosotros o no son los nuestros? ¿Quiénes seríamos si no pudiéramos olvidarnos de nosotros mismos, al menos un rato? ¿Qué seríamos si no pudiéramos aprender, perdonar, volvernos algo diferente de lo que somos?

La disponibilidad de la literatura, de la literatura mundial, permite escapar de la prisión de la vanidad nacional, del filisteísmo, del provincianismo forzoso, de la inanidad educativa, de los destinos imperfectos y de la mala suerte. La literatura es el pasaporte de entrada a una vida más amplia: es decir, a un territorio libre.

La literatura es la libertad. Y sobre todo en una época en que los valores de la lectura y la introspección se cuestionan con tenacidad, la literatura es la libertad.

Para tus amigos: