La ciudadanía que hasta hace poco estaba expectante de la aprobación de las cinco “leyes marco” para el funcionamiento del Estado Autonómico Plurinacional ahora sólo espera y pacientemente la última de esa primera serie, la Ley Marco de Autonomías que estará lista en el plazo fijado que se cumple la próxima semana en día 22.
No cabe duda que los asambleístas del oficialismo harán todos los esfuerzos posibles para cumplir el encargo presidencial y arrastrarán en esa acción de “mayorías” a los pocos legisladores de la oposición, de tal suerte que con observaciones o sin ellas…la ley estará lista para la fecha señalada, salvo algún imponderable extremadamente determinante para que eso no suceda.
El tema de las autonomías avanzó de manera práctica en varios distritos al contar los mismos con ese instrumento aprobado en grande y con apoyo de la ciudadanía en pleno tienen implícito reconocimiento de la Carta Magna, faltando tan sólo el óleo sacramental que será parte de la Ley de Autonomías que se espera con expectativa en el Poder Ejecutivo, que considera tal normativa como “la madre de las batallas políticas de la presente gestión”.
Pero no todo es color de rosa… también hay tonos oscuros y no precisamente flores cuando se trata de reclamos de algunos “movimientos sociales” que justamente en estos días están reclamando airadamente la incorporación de sus demandas en la ley que ya corre en la pista de su tratamiento.
Se trata de los indígenas orientales que tienen a su favor haber logrado con sus presiones la inclusión en las cartas políticas del tema de territorialidad y dignidad que antes estaba ausente en el tratamiento de las justas demandas de los originarios de muchas partes del país que hasta entonces simplemente eran ignorados.
Sin embargo si hay algo que resulta positivo en el ámbito de “socializar” el asunto de la Ley de Autonomías es la posición controversial entre dirigentes del partido oficialista, cuando discrepan sobre un mismo tema y exponen abiertamente sus posiciones con la esperanza de ser atendidos en los dos extremos de la confrontación ideológica, aunque el asunto signifique poner en duda la unidad misma del esquema gubernamental resquebrajada por pugnas internas que alterarán de algún modo el calendario de tratamiento de la Ley de Autonomías.
Se incorpora un nuevo elemento relativo a ciertas acusaciones y denuncias que tienen que ver con los movimientos indígenas, pero también con la supuesta injerencia a través de alguna ONG que estaría solventada por Usaid, cuando hasta cierto tiempo atrás las mejores relaciones estaban marcadas entre el sistema gobernante y esas organizaciones no gubernamentales, que incluso sirvieron para impulsar algunos proyectos y transferir a sus mejores ideólogos, varios todavía en funciones y otros pocos que se apartaron de la línea y ahora se vuelven parte del proceso contestatario a ciertas medidas del Gobierno.
En todo caso lo importante es reconocer que por la vigencia de la Carta Magna Bolivia es un Estado Autonómico, lo que implícitamente da vigor al mandato de las autonomías departamentales, en el contexto de cada caso, aunque de manera general falte la Ley marco de Autonomías que será el instrumento para el manejo del complejo aparato administrativo nacional.
Fuente: LA PATRIA
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