La mencionada calle Harrington fue nombrada en honor al educador y fundador del Instituto Americano de La Paz, Francis M. Harrington. Ahora la mencionada vÃa lleva el nombre de "Mártires de la democracia".
Existen varios tipos de dictadura, una de ellas, es la militar cuya base es el respaldo de la fuerza militar. La dictadura constitucional, cuando un dictador viola la legislación para ejercer el poder.
El 17 de julio de 1980, la "bota militar" sienta su huella en el paÃs, con dolor para los bolivianos, que vieron partir "a la mala" de esta vida a muchos compatriotas, debido a sus ideológicas o concepciones polÃticas, fueron segados sin piedad alguna.
Un ejemplo claro, el primer dÃa de la dictadura de Luis GarcÃa Meza, se sacrificó la vida del dirigente polÃtico del Partido Socialista (PS-1), Marcelo Quiroga Santa Cruz, cuyos restos aún no fueron encontrados, crimen del cual se negó GarcÃa Meza, pasándole la responsabilidad a Luis Arce Gómez, paramilitar que destruyó el sentir boliviano.
A ciencia cierta no se sabe dónde están los restos de ese dirigente, sin embargo, se habló de que su cuerpo fue cremado en los hornos de Vinto, en la ciudad de Oruro, al dÃa siguiente del golpe.
Dentro de esos tantos episodios vividos durante esa dictadura militar, nos remontamos al 15 de enero de 1981, cuando ocho dirigentes del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) fueron ejecutados durante una reunión "secreta" que habÃan convocado para discutir sobre la situación económica del paÃs, porque GarcÃa Meza habÃa decidido "lanzar" un paquete económico en el que se elevaban los precios de la canasta familiar.
No faltó un "soplón", que según la historia lo identificó como Adhemar Alarcón, fue quien delató a los dirigentes "miristas". El ministro del Interior, Luis Arce Gómez organizó la masacre dirigida a esa vivienda de la calle Harrington.
Los militares llegaron a la casa identificada con el número 730 de Harrington entre las 17:00 a 17:30 horas, estaban en dos vehÃculos Jeep, bajaron justo cuando la reunión de los dirigentes miristas culminaba. Fueron sorprendidos violentamente, metieron la puerta e ingresaron a la casa.
El infiltrado Adhemar Alarcón fue quien estuvo con los militares, quien además se encargó de identificar a los dirigentes polÃticos, una vez hecha esta acción, comenzaron a sonar las ametralladoras. Los proyectiles se fueron alojando uno a uno en los cuerpos de las vÃctimas que pagaban con sus vidas un alto precio por su dedicación polÃtica.
Todos ellos asesinados, cuyos cuerpos recibieron la descarga del plomo, salida de los fusiles de la podredumbre militar de entonces.
Según relato de Gloria Ardaya la única sobreviviente de la masacre, los disparos se escucharon aproximadamente durante cinco minutos. Aquel hecho fue justificado por el Ministerio del Interior, indicando que se aplacó a un grupo armado.
La única que se salvó de morir como lo mencionamos anteriormente, fue Gloria Ardaya, quien según los registros históricos, se ocultó debajo de una cama para evitar ser vÃctima del desastre. Sin embargo, fue encontrada para recibir un castigo fÃsico y psicológico, posteriormente exiliada.
Para algunos crÃticos, aquel episodio marcó un hito para la dictadura militar y fue el inicio de su caÃda. Ocho vidas sacrificadas en nombre de la democracia, en nombre de la libertad ideológica, en nombre de la lucha contra la opresión de la "bota militar".
Ese fue el "pecado" de Harrington, tener la mala suerte de que la calle lleve su nombre y se manche con la sangre de los bolivianos. Memoria y homenaje a esas vÃctimas, que sólo pidieron una Patria libre y democrática.
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