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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Los abogados de Don Corleone - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Hace unas cuantas columnas atrás hice referencia a algo por demás interesante y que en lo personal, doy real valÃa porque este factor sostiene la verdadera dimensión e importancia de la palabra "libertad".
Con la excepción de HaitÃ, los himnos de los restantes 34 paÃses americanos (me imagino que sucede algo similar en el resto del mundo, pero sólo me puse a investigar nuestro continente), tienen en su lÃrica como referente ideario principal al concepto de la libertad como el sueño más anhelado y el tesoro más preciado a conservar.
Según el diccionario de la RAL, la libertad es la Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos, Estado o condición de quien no es esclavo y entre otros varios conceptos, este que me gustó realmente mucho, Contravención desenfrenada de las leyes y buenas costumbres.
Según el diccionario de la RAL, la libertad es la Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos, Estado o condición de quien no es esclavo y entre otros varios conceptos, este que me gustó realmente mucho, Contravención desenfrenada de las leyes y buenas costumbres.
A un simple entender, la libertad no es otra cosa más que el derecho al libre albedrÃo, a decidir por uno mismo el camino a seguir y a disponer de sus prioridades y prerrogativas en beneficio propio, familiar y/o de la comunidad en la que se desenvuelve.
Pero como sucede en cualquier sociedad civilizada, la libertad de cualquier individuo, está supeditada al cumplimiento de ciertas obligaciones, lo que de por sà limita de alguna manera todo lo libre que pueda ser uno, puesto que como indican las buenas costumbres, los derechos de una persona, se acaban donde empiezan los derechos del vecino.
Por todo ello desde las primeras polis y desde el origen de la filosofÃa, es que otorgar y privar del beneficio de la libertad, ha sido signado a hombres, en primer lugar, letrados y en lo posible doctos, dado que la administración de la justicia tiene como finalidad primaria, el que el inocente jamás vea limitado su derecho natal de hacer lo que su conciencia dicte, cuando y como quiera.
No existen los profesionales perfectos, como humanos que somos todos, proclives somos al error y todos hemos tenido que enmendar nuestras faltas alguna vez, unas más que otras sin duda, pero nadie debe estudiar para equivocarse a propósito o para tener el conocimiento y las herramientas necesarias para hacer todo lo contrario de lo que se espera, en el ejercicio de su deber.
Pero en nuestra querida Bolivia al parecer, existen ciudadanos que hacen difÃcil imaginar siquiera, cómo es que justamente se hicieron abogados, al igual que sucede con los sacerdotes pedófilos, estos jurisconsultos son la antÃpoda absoluta de lo que uno espera encontrar de una persona que ha estudiado leyes.
La sola idea de que existe la Asociación de Damnificados del Fiscal Quispe, le pone a uno la piel de gallina. Cómo es posible que la ciudadanÃa haya tenido que organizarse (en gran número además), para poder defenderse de quien se supone, asumió el cargo para defenderlos y hacer prevalecer sus derechos. Este miembro del Ministerio Público, pensó que cuando juró como Fiscal, tuvo su bautizo de ingreso a una pandilla, y se trazó como meta, cometer la mayor cantidad posible de crÃmenes y seguramente si alguien se pone a contar la cantidad de procesos penales en su contra, debe estar a la altura de los más avezados delincuentes pertenecientes al hampa.
Otro personaje de reciente descubrimiento y gran repercusión mediática es la exjueza Patricia Pacajes, quien junto a otros dos cómplices, los fiscales Edwin Blanco y Susana Boyán decidieron que un inocente, vea castrado su derecho básico a la libertad, simplemente porque una disposición polÃtica superior asà lo determinó.
Sobre esta dama, no sólo sorprendieron su florido vocabulario, más digno de un barra brava que de un magistrado, sino ante todo, su falta de hidalguÃa, de honor, de valor civil para aceptar su error y asumir las consecuencias del incordio cometido, cuando le tocó juzgar y ella simplemente castigó, amparada en un cargo que le quedó inmensamente grande.
De manera urgente, los entes colegiados, las casas de estudios superiores y el Estado como tal, deben sentarse en una mesa y dejando la polÃtica de lado, planificar con grado de urgente, las medidas a tomar para que el derecho vuelva a ser recto, y que los ciudadanos de Bolivia vuelvan a sentir que su bien más preciado está en las manos debidas, y no como ahora, que cuando uno va al juzgado en lugar de saludar se persigna.
*Es paceño, stronguista y liberal
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