Tren bioceánico el reto diplomático

Algunos observadores políticos en nuestro país, oficialistas y opositores, señalan con cierta preocupación que una declaración coincidente de los mandatarios de Chile y Brasil, sobre la habilitación de un corredor bioceánico entre esos país, descartando al nuestro, alteraría seriamente el proyecto ya conocido de la construcción del tren bioceánico que uniría Brasil con un puerto de partida en el Atlántico y un puerto de arribo en el Perú, en el Pacífico, atravesando centenares de kilómetros por territorio boliviano, proyecto que interesó por su estrategia de integración comercial a varios otros países, asiáticos y europeos.

La declaración de los dos mandatarios vecinos, corresponde al comentario entre ambos sobre diversos temas relacionados a sus proyectos de política bilateral, aprovechando su encuentro en ocasión de la posesión del gobernante brasileño Jair Bolsonaro y la visita del chileno Sebastián Piñera, este último que fue portavoz de lo tratado, señalando que: "ya tenemos un acuerdo para construir un corredor bioceánico que partirá en puerto Murtinho, pasa por Paraguay, el norte de Argentina y llega a los 3 puertos del norte chileno, y eso va a significar un enorme auge para Antofagasta, Iquique y Arica", afirmó Piñera.

Muy locuaz el mandatario chileno, señaló que "Brasil es un país continente y un socio estratégico de Chile, tenemos muchas áreas de actividad y un tratado de libre comercio que se acrecentará". Bolsonaro asintió sobre el entusiasmo de Piñera y se limitó a señalar que "hay mucho interés en planes de desarrollo".

Ya anteriormente se conocieron algunos adelantos sobre la propuesta chilena al Brasil para construir un corredor que una dos océanos pero excluyendo a Bolivia en su recorrido de punta a punta, entonces el mandatario boliviano señaló que " Brasil hizo un análisis de la situación y sus técnicos establecieron que le convenía más ejecutar el proyecto planteado por Bolivia para llegar hasta el Perú, tomando en cuenta las áreas de influencia y la factibilidad de los financiamientos ofertados libremente por gobiernos y empresas interesadas en un proyecto de amplia proyección comercial y favorable al incremento de importaciones y exportaciones en dos extremos claros del continente Sur.

El asunto está planteado en esos términos, no tiene viso oficial en tanto no se definan acuerdos entre esos gobiernos, sin embargo, más allá de la intención particularizada del gobierno chileno por razones obvias, se entiende que primarán circunstancias especiales para reafirmar la importancia del proyecto original, planteado por Bolivia y que ha recibido múltiples apoyos, por sus proyecciones de integración, en los que también se tomaron en cuenta la inclusión de Paraguay y Argentina, por lo que la visión de extensión de servicios no tiene limitaciones, salvando en este caso la posición de Bolivia en la búsqueda de una aproximación real a las costas marítimas.

A partir de tales circunstancias, en nuestro país deberán adoptarse ciertas medidas dirigidas a reconfirmar y revitalizar el proyecto "original" del tren bioceánico que unirá dos océanos, generará desarrollo regional y permitirá a un país de obligada mediterraneidad, acceder a la posibilidad de recuperar en parte su derecho a mejorar las condiciones de su desarrollo sostenible.

Hay por delante una tarea especial en la que deberán extremarse capacidad, voluntad, tino y habilidad diplomática, por encima de posiciones políticas, para revitalizar la idea del tren bioceánico, considerando todas sus ventajas que más allá del interés estrictamente de relaciones entre dos países y la presión de un gobierno conservador, se tomen en cuenta las condiciones de la estrategia geopolítica que tiene Bolivia, en unir dos océanos, sin perjudicar a nadie. Es un reto para la diplomacia boliviana.

Fuente: LA PATRIA