La razón y la voluntad

La inteligencia que conduce al intelectualismo o intelectualidad engendra una doctrina que atribuye una primacía al espíritu, a la idea, a la razón, sin embargo, debe diferenciarse que esta maravillosa facultad puede ser conducida a finalidades legítimas e ilegítimas en los diversos ámbitos de las actividades humanas.

Como opinión de este columnista, lo expuesto sería el objetivo fundamental del humano desarrollando y sometiendo a la perfectibilidad a la razón toda la vida, debido a que un intelectualismo metafísico trascendental que se denota como idealismo alemán, sería muy exagerado pues convierte al ámbito completo del ser en posesión de la razón.

¿Por qué planteo esta situación? porque hoy en día, con la dificultad de vivir, la problemática de la subsistencia, la inestabilidad emocional, la cruel competitividad profesional y entre oficios, el perfeccionamiento del delito, la violencia física y psicológica contra la mujer y las niñas, el decaimiento del medio ambiente, las enfermedades terminales y la latente eventualidad de guerra nuclear, no tendríamos tiempo para adentrarnos a la profundidad amplia y excelsa de la filosofía.

Consecuentemente, dando lugar a un ostensible pragmatismo, sería deseable ocuparse a perfeccionar la razón y la perfectibilidad de ella, morigerando a la voluntad unida al libre albedrio, para no tomar decisiones que confisquen nuestra vida y evitar dañar al prójimo, respetándolo con invariable igualdad que nazca del espíritu, nivel que destrona cualquier atisbo de discriminación o racismo.

Este objetivo ideal logrado reduciría al máximo la actividad de los diferentes juzgados en el mundo.

Acercarse profundamente a esos aspectos mencionados, conferiría a nuestra vida la suficiente sabiduría para conducirla por un orden de conciencia moral y respeto a los derechos del prójimo.

El intelectualismo es opuesto a la voluntad, llamado voluntarismo, empero, no significa necesariamente excluir del ser a la voluntad por el argumento concluyente que donde existe la razón existe la voluntad. Esto expresa la primacía de la inteligencia sobre la voluntad. Es conmovedor concluir que lo que separa a la voluntad de cualquier otra clase de tendencia es la razón que en ella esta entrañada o inherente y, la morigera, entendiéndose este término como un detente ante la eventualidad de excesos.

Continuando con lo pragmático exigido por la vida actual, es decir, en lo pedagógico y cultural, se habla de intelectualismo cuando haciendo acepción o en detrimento de las demas fortalezas del espíritu, se concede una dedicación excesiva a la vida intelectual.

Como epílogo, debemos diferenciar el intelectualismo que se usa con frecuencia con el mismo sentido de racionalismo, por lo contrario, el intelectualismo en oposición al racionalismo significa una situación preeminente de la razón y del espíritu sin limitación a lo específicamente humano del concepto y del pensar discursivo que es una proposición al razonamiento.

(*) Abogado, posgrados en Filosofía y Ciencia Política (maest), Interculturalidad y Educación Superior, Alta gerencia para abogados (UCB-Harvard), Arbitraje y Conciliación, Derecho Aeroanutico, doctor honoris causa con tesis aprobada sobre la adicción a las drogas.