Tras la Navidad

Para quien ha comprendido lo que significa la Navidad y ha vivido su magnífica proyección litúrgica, el misterio del Nacimiento del Niño Dios deja honda lección y eficaz impulso para todo el año.

Lo expresó hace muchos siglos, con admirable tino, San León Magno: «Demos gracias a Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo, ya que, por la inmensa misericordia con que nos amó, ha tenido piedad de nosotros y, cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos vivificó con Cristo, para que fuésemos en �l una nueva criatura, una nueva obra de sus manos».

Continúa certeramente San León: «Por tanto, despojémonos del hombre viejo y de sus acciones y, habiendo sido admitidos a participar del nacimiento de Cristo, renunciemos a las obras de la carne. Reconoce, oh cristiano, tu dignidad y, ya que ahora participas de la misma naturaleza divina, no vuelvas a tu antigua vileza con una vida depravada. Recuerda de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. Ten presente que has sido arrancado del dominio de las tinieblas y transportado al reino y a la claridad de Dios».

Navidad ha sido el arranque de la vida divina en el alma. Esa misma vida divina se puede perder por abandono, olvido, desidia, pecado. De ahí la llamada a la continua vigilancia a fin de que no se pierda cuanto la Navidad nos ha regalado:

«Por el sacramento del bautismo te has convertido en templo del Espíritu Santo; no ahuyentes, pues, con acciones pecaminosas un huésped tan excelso, ni te entregues otra vez como esclavo del demonio, pues el precio con que has sido comprado es la sangre de Cristo».

Navidad se esfumó, pero nos dejó un intenso perfume para todo 2019.

Las resoluciones a inicio de año son muy importantes. Si Usted aún no las ha hecho, le dejo aquí unas ideas para que las haga, además de lo que escribí en mi artículo del 1 de enero:

1. Sea honesto. Conócete a ti mismo. ¿Cuál es su virtud más fuerte? ¿Cuál es su peor defecto? Por lo tanto, adapte su resolución para que fortalezca su lado bueno y combata el malo. Una resolución de talla única es inútil.

2. Sea específico. No use generalidades. No funcionan. Por ejemplo, si necesita ser más humilde, es inútil simplemente decir «voy a ser más humilde». Debe concentrarse en una situación en la que necesita practicar la humildad y resolverla para mejorar en esa situación.

3. Sea simple. No la haga complicada. Céntrese en algo que pueda ver y evaluar fácilmente y que no lo abrume cada vez que trata de obtenerla. De lo contrario, se distraerá y su energía será dispersada y mal dirigida.

4. Sea razonable. No trate de hacer demasiado a la vez. No se convertirá en un santo en un día. Recuerde: usted tiene un punto principal en el cual se articula su fidelidad total a Dios y sus Santas Leyes. Esta es una llamada luz primordial. Descúbrala y trabaje en mejorarla. Todo lo demás mejorará si mejora en ese punto importante.

5. Sea consistente. Es mucho mejor hacer algo pequeño todos los días para mejorar ese punto clave de su alma que hacer una gran resolución que no pueda mantener por más de una semana o dos. ¡Lento y constante se gana la carrera!

6. Sea humilde. Reconozca que no puede realizar ninguna buena acción que tenga valor en el orden sobrenatural sin la gracia de Dios y la ayuda intercesora de la Santísima Madre. Pida constantemente la gracia de Dios a través de la intercesión de Nuestra Señora en todos sus pensamientos, deseos y acciones.

7. Sea desinteresado. Recuerde que Dios quiere que defendamos sus derechos e intereses, y que compartamos sus pensamientos y maneras. Y, por lo tanto, enfóquese en cosas, acontecimientos y eventos que están muy cerca del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María que no están necesariamente vinculados a nuestros intereses personales.

8. Escríbala. Es importante escribir su resolución para que pueda consultarla a menudo durante el año. Además, al escribirla, podrá revisarla cuando termine el año y evaluar su progreso desde el momento en que tomó la resolución.

9. Expresiones públicas de fe. No esconda su fe. Eso es justo lo que quiere el diablo. �l sabe que cuando usted expresa su fe públicamente, los demás lo ven y así se los alienta a seguir su buen ejemplo. Bendiga la comida abiertamente y con orgullo en un restaurante para que la gente pueda ver. Se sorprenderá de las buenas reacciones que obtendrá.

10. Devoción a Nuestra Señora. Tenga una mejor y verdadera devoción a la Santísima Virgen María. La devoción a la Madre de Dios es una panacea. San Luis de Montfort dijo que la devoción a Santa María es el camino más fácil, más corto, más rápido, y más seguro hacia Jesús y hacia nuestra propia salvación. Si no pueda hacer nada más, resuelva rezar el Rosario todos los días. San Luis de Montfort escribió:

«Si rezas el Rosario fielmente hasta la muerte, te aseguro que, a pesar de la gravedad de tus pecados, recibirás una corona de gloria que nunca se desvanecerá. Incluso si estás al borde de la condenación, incluso si tienes un pie en el infierno, incluso si has vendido tu alma al diablo como lo hacen los hechiceros que practican la magia negra, e incluso si eres un hereje tan obstinado como un demonio, tarde o temprano te convertirás, enmendarás tu vida y salvarás tu alma... y marca bien lo que digo: si rezas el Santo Rosario todos los días hasta la muerte con el propósito de conocer la verdad y obtener arrepentimiento y perdón por tus pecados».

Con una resolución espiritual seria, será menos difícil descender a la realidad, durísima en muchos casos. A la vida cotidiana. A la tensión de cada día. A los problemas que nos agobian. A las estrecheces que nos oprimen.