Crecimiento biológico infantil ininterrumpido

Sobre este tema del trabajo infantil, circunstancia vigente aún no superada por las sociedades, es necesario iniciar la columna con la pregunta ¿hasta cuándo seguiremos recibiendo noticias de conferencias mundiales sobre el trabajo infantil, sin que nos reporten logros positivos que deben decantar en la eliminación definitiva del trabajo infantil?

Las agendas mundiales sobre el trabajo sostenible no dejan de ser ambiciosas en sus objetivos y en sus postulados de promover el trabajo digno y decente, características y significación profundas que incluyen que el trabajo infantil debería quedar erradicado en todas sus formas.

Existen confesiones impávidas de algunos empresarios, indecentes e inmorales por cierto, reconociendo que la agricultura concentra en el mundo la mayor parte del trabajo infantil; esta realidad también se inserta en el Oriente de nuestro país, aunque los beneficiarios de ese benéfico trabajo infantil lo nieguen. De la misma manera, la minería en nuestro país aglutina otra buena parte de su productividad en el trabajo infantil.

Los gobiernos deberían temer y racionalizar que pasarán a la inmisericorde historia indignamente si no rectifican estas situaciones; negadas por los que se benefician de ese trabajo clandestino y afirmadas por las instituciones que velan por el desarrollo armónico de todo niño, preservando lo biológico e intelectual; siendo inviolables las etapas de su formación.

Retomando el aspecto de las conferencias internacionales, sería altamente deseable que en los multitudinarios encuentros de funcionarios de gobierno, organizaciones internacionales, empresarios y sindicalistas, que se permita conceder la palabra a los niños, entonces, estos esclavistas oirían la invocación sincera de este segmento valiosísimo de población para asumir las medidas correctivas y evitar que se siga permitiendo el trabajo infantil, que desestructura sin recuperación el desarrollo normal por etapas de los niños y, peor aún, sufrir como sociedad y también sin recuperación la ausencia de ese segmento que constituye el futuro de todo país.

Sólo los gobiernos responsables comprenden que los niños que trabajan lo hacen porque no les queda otra opción, lo cual no se debe criminalizar sino protegerlos; y cuando el trabajo infantil se presente por necesidades de subsistencia y sea inevitable en tiempo de vacaciones, es un deber de las autoridades de protección a la infancia y de índole laboral controlar que las condiciones en las cuales se cumplan sus tareas no sean riesgosas y menos impidan la educación.

Los objetivos de las agendas mundiales que tratan este complejo problema del trabajo infantil se centran en erradicar el trabajo infantil hasta el año 2025, aunque para los espíritus sensibles este noble propósito pierde fuerza progresivamente.

Este es un tema que no debe descuidarse un ápice debido a que la estabilidad poblacional y el desarrollo humano de un pueblo dependen del esmero con el cual se implementen las medidas protectoras a los niños y el infaltable amor y observancia a su desarrollo sin interrupciones.

(*) Abogado, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, Docencia en Educación Superior, Alta Gerencia para abogados, Derecho Aeronáutico, doctor honoris causa.