Que Brasil nos devuelva millones de Km2 robados por los "bandeirantes"

No hubiera sido necesario reclamar al Brasil por los despojos de territorios que nos infligió desde la Real Audiencia de Charcas, pero los comentarios xenofóbicos de un diputado cuyo apellido es Amorím nos obligan a poner el "dedo en la llaga". Este sujeto se atreve a decir que los indígenas brasileños deben irse a Bolivia donde hay "un indio comunista", refiriéndose a Evo Morales. En primer lugar, el término "indio" es sumamente despectivo y el actual Presidente de Bolivia no es ningún comunista, sino un neoliberal confeso. Ya basta de aguantar insultos de ciudadanos de otros países. Bolivia debe conservarse digna.

La constitución de los límites geográficos de la Real Audiencia de Charcas mediante Cédula Real de 12 de Junio de 1599 decía: "El Rey Felipe II expidió una orden señalando expresamente sus límites. Por el septentrión con la Real Audiencia de Lima y provincias no descubiertas; por el medio con la Real Audiencia de Chile; y por el levante y poniente con los mares del Norte y del Sur". O sea que los límites originales de la Audiencia podían llegar tranquilamente al Océano Atlántico, además del Océano Pacífico, cuyo acceso fue arrebatado rastreramente por Chile.

El uti possidetis jure (del latín, "como poseías, de acuerdo al derecho, así poseerás") es un principio de derecho en virtud del cual se constituyeron las repúblicas latinoamericanas a partir del conflicto con España y no podía ser de otra manera. En realidad, las disposiciones administrativas de España marcaron los límites territoriales después desconocidos por abusos y prepotencias. Este principio ha sido alegado y reconocido por todos los países hispanoamericanos a pesar de las discrepancias posteriores que generaron guerras de rapiña.

Las fronteras con el Imperio portugués se definieron originalmente a partir del Tratado de Tordesillas, firmado el 4 de septiembre de 1479 entre los reyes Isabel y Fernando de Castilla y de Aragón y el rey Alfonso V de Portugal, por el cual se selló la paz que puso fin a la Guerra de Sucesión Castellana. En 1493 el papa Alejandro VI promulgó las Bulas Alejandrinas, también llamadas Inter coetera, concediendo a España la posesión de los nuevos territorios descubiertos y por descubrir al oeste del meridiano a 100 leguas (557,270 Km) al oeste de Cabo Verde, y a Portugal los territorios al este. Ante las reclamaciones portuguesas, en 1494 se firmó el tratado de Tordesillas, por el que esta línea de demarcación se trasladó 270 leguas más al oeste (1499,149 Km). Pero la rudimentaria cartografía de la época impidió establecer con exactitud dicha línea, llevando a distintas interpretaciones sobre los límites entre ambos países.

En realidad, estos límites no afectaron sustancialmente a los límites de la Real Audiencia de Charcas, especialmente en el Norte. Nada más que el Imperio portugués, después República Federativa de Brasil en sus colonias americanas, fue consiguiendo ventajas en base a la debilidad del Imperio español y por los apetitos de sus gobernantes que hicieron concesiones solamente para solventar sus caprichos. Brasil solamente tenía derecho a unos 2 millones de Km2 hasta el año 1545 y no los 8.512.000 Km2 actuales. Después se apoderó de inmensos territorios por las ambiciones de sus delincuentes llamados "bandeirantes" incluyendo el Acre boliviano y la zona más al Norte hasta el Caribe.

Complementariamente, se suscribió entre los reinos litigantes el Tratado de San Ildefonso de 1777 por el que en ningún momento se reconoció posesión portuguesa de territorios al Norte del Departamento de Pando hasta el Mar Caribe. En realidad, España nunca tuvo la pretensión de defender intereses sólidos sobre lo que hoy es Latinoamérica, a pesar de sus derechos primerizos. Si bien supo conquistar gran parte de América a partir de 1492, después cedió sus derechos por intereses transitorios, asegurar el mantenimiento de su renta minera. Los reales beneficiarios de la riqueza fueron holandeses e ingleses con la actuación de sus filibusteros, corsarios y banqueros a costa de la explotación de indígenas en América.

Brasil nos despojó de amplios territorios en el Matto Grosso y el Acre. Su interés era por las riquezas que poseían las regiones, principalmente con el auge de la goma o caucho, además de piedras preciosas, maderas finas, fauna y flora, etc. Ahora que este Estado beligerante, o sea Brasil, ya que no quiere proteger a los ciudadanos bolivianos, nos devuelva lo arrebatado, por lo menos lo que corresponde a la demarcación de 1825.