La exclusión social continúa

Hasta el presente, no se ha podido superar la exclusión social, sigue en diferentes estamentos, organizaciones políticas, empresariales, sindicales, cívicas. Algunos partidos políticos que intentan llegar al poder político, continúan utilizando adjetivos de desprecio a la gente campesina, indicando que el atraso del país es por culpa de ellos, que viven en el campo, cuando muchos países ya han superado estos prejuicios sociales. Con los modelos económicos aplicados por los anteriores gobiernos, se ha ido acentuando la enorme discriminación social, económica, cultural, dejando muchos resabios, en los pueblos, sin respetar sus libertades y derechos humanos. Discriminación generacional, las autoridades públicas en diferentes ministerios están excluyendo a las personas mayores, priorizando a la gente joven, para dar trabajo en la administración pública, porque no hay fuentes de trabajo para los nuevos profesionales.

Los desocupados, para conseguir un trabajo en la administración pública, sufren discriminación de parte de las autoridades, que exigen un padrino, una recomendación, tener militancia partidaria, lo contrario significa estar muy lejano en sus aspiraciones, las pequeñas empresas postulan a convocatorias públicas para adjudicarse algún proyecto, que son con recursos del Estado, al no tener recomendación, afinidad con el partido en función de gobierno, para este concurso quedan excluidos, por las autoridades departamentales o nacionales. También existe discriminación entre indígenas, los que están ocupando cargos jerárquicos excluyen a sus hermanos, se han convertido en verdugos de su misma clase y las organizaciones sindicales, que no rezan el pensamiento del gobierno de turno, también están excluidos en sus demandas laborales.

En los honorables parlamentarios también existe exclusión entre ellos, acoso político, el machismo, violencia contra la mujer, estas actitudes se va repitiendo constantemente, algunos funcionarios de la administración pública, desconocen, ignoran las demandas de la gente del campo y de las provincias. Eso se sigue observando en las empresas públicas y privadas, las personas que vienen de las diferentes comunidades, todavía son tratadas como personas incultas. La cultura de los pueblos indígenas no es aceptada por la burguesía citadina, sin embargo, ellos, con el propósito de hacer respetar sus derechos se acomodan a la vida urbana; muchos tienen que cambiar sus nombres, apellidos, para ser aceptados en esta sociedad civilizada, avergonzándose de su origen. Mucha gente de las diferentes comunidades, provincias, se están asentando en las zonas periurbanas de las ciudades, capitales, con el propósito de adquirir la mentalidad burguesa, para no seguir siendo discriminados, están abandonando el trabajo de las faenas agrícolas y dejando vacío el campo, con las consecuencias negativas, de la baja producción de alimentos.

Los profesionales egresados de instituciones superiores se encuentran desocupados, por la falta de trabajo y la necesidad, se ven obligados a acceder a la administración pública, para asumir diferentes funciones y cargos, sufren la exclusión por no pertenecer a la militancia oficialista, no se respetan sus méritos, experiencia, con estos valores negativos que repiten de gobiernos anteriores, no es posible asumir los diferentes niveles jerárquicos. Y si ingresan a la administración pública tienen que obedecer las reglas trazadas por sus superiores, y cumplir disciplinadamente las órdenes, no se permite la manifestación de la libertad de opiniones, no hay discusión, debate, todo es obediencia absoluta. Los que tienen poder económico pueden acceder a cualquier comodidad, prestigio, estatus social, en cambio otros no tienen ni siquiera un trabajo estable, para cubrir sus necesidades mínimas.

En diferentes ámbitos de las empresas públicas y privadas, continúa la discriminación, no se respetan valores, principios, fines, la libertad de expresión, la carrera administrativa, infundiendo miedo a los funcionarios, para que vayan cumpliendo órdenes de las autoridades superiores, ignorando los derechos profesionales, que tanto sacrificio ha costado a cada uno de ellos.

Las autoridades deben atender, escuchar a toda la población sin mirar los colores políticos, realizar proyectos que valoren la importancia de la vida de la agricultura y ganadería, proyectos productivos, políticas educativas que fortalezcan nuestra riqueza cultural. La Educación Superior, tiene que cumplir un rol fundamental en la formación profesional, disminuyendo estos prejuicios de discriminación social y política, defendiendo la democracia, la libertad de pensamiento, sin ninguna exclusión, porque todas las personas son importantes en la vida humana.